Durante siglos los poetas creyeron que el corazón era el centro vital del cuerpo humano y que en él se guardaban los sentimientos, las emociones y todos los impulsos que guiaban la conducta humana. Incluso hasta ahora en la poesía y en la música se relaciona al corazón con esto, cuando en realidad es el cerebro el que guía esos impulsos.
Sin embargo, el corazón es un músculo hueco tan vital para los seres humanos. Entre sus funciones, se encarga de bombear la sangre a todo el organismo. Jamás descansa y cuando lo hace significa que la persona ha muerto.
El Día Mundial del Corazón se celebra el 29 de septiembre. Esto, desde que en el año 2000 la Federación Mundial del Corazón, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) seleccionara esta fecha para concienciar sobre las enfermedades cardiovasculares, su prevención, control y tratamiento.
El corazón requiere de cuidados especiales. Porque precisamente las enfermedades cardiovasculares, infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares se cobran más de 17 millones de vidas al año. Y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030.
Una gran proporción de estas muertes podría evitarse con una serie de cuidados. Entre ellos, una alimentación saludable que reduzca el consumo de sal. Asimismo, ejercicio físico regular y evitar el excesivo consumo de alcohol y de tabaco.
Entre las patologías cardiacas más comunes figura la hipertensión o presión arterial alta, que representa uno de los mayores riesgos de padecer un infarto. La angina de pecho, que es un dolor de pecho provocado por la reducción del flujo sanguíneo al corazón. Asimismo, la arritmia, que es una alteración del ritmo cardiaco, y la insuficiencia cardiaca, que sucede cuando el corazón no es capaz de bombear la sangre suficiente para cubrir las necesidades del organismo.
Una enfermedad cardiaca no es un simple resfrío. De ahí que cuidarse es una forma de cuidar al círculo familiar y la propia economía. Inclusive, porque el costo de las enfermedades cardiacas es demasiado oneroso. Y a veces imposible de costear para las familias de bajos ingresos.
Llevar una dieta baja en grasas, caminar regularmente, no fumar ni beber alcohol en exceso, someterse a controles médicos regulares, es una forma de mejorar la calidad de vida. Con un corazón que no siente, pero puede llevar a sentir la alegría de vivir.