Entre las sensaciones en las redes durante el feriado pasado destacan las fiestas en parques u otros lugares con masiva concurrencia, en ambiente retador, sin mascarillas.

Fue la manera de responder el llamado de las autoridades a propósito del período, bajo el entendido de que una flexibilización de las medidas de restricción podría ser útil si los ciudadanos “cooperan” de manera responsable.

Y es que mantener a raya la Covid-19 sólo es posible si las personas asumen las normas como es debido o mediante el endurecimiento de las medidas represivas. Las autoridades continúan confiando en que los ciudadanos harán lo que manda el sentido común.

Pero los hechos no sugieren que sea así. Es obvio que un alto porcentaje de la población cumple los protocolos, pero no son necesarios demasiados temerarios para multiplicar la enfermedad.

De todas formas, parece que las autoridades estaban muy conscientes de que durante las fiestas continuaría la tendencia creciente de multiplicación del coronavirus. Y en efecto, en el comunicado de ayer así lo dejan entrever cuando señalan que “el día 15 de diciembre el Gabinete de Salud anunció una serie de medidas para reducir las consecuencias del comportamiento ciudadano durante las festividades navideñas, las cuales incluían el aumento de la disponibilidad de camas UCI; la expansión de la toma de muestras PCR, multiplicación del rastreo de contactos, limitación de reuniones, y ampliación del toque de queda en el Distrito Nacional y las provincias más afectadas”, en atención a las directrices del decreto 698-20.

Asimismo, reconocieron que “los resultados de las pruebas PCR muestran un incremento en la positividad diaria, pero que todavía no altera significativamente la positividad acumulada en las últimas cuatro semanas, la cual según el Boletín Especial Epidemiológico #284 emitido por el Ministerio de Salud Pública, es de un 14.92%”.

Es decir, que la laxitud fue concebida con previo conocimiento de que tendríamos los resultados actuales, y que podrían acrecentarse en los próximos días, cuando pasen las fiestas de fin de año.

Mientras, las autoridades no saben cuándo recibirán los primeros lotes de la vacuna y esperan que sea “lo antes posible”. Conviene persistir en la campaña –pese a las rebeldías- de cumplir las normas de prevención como el remedio más seguro.

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