Es probable que una rifa pro fondos para la reelección de Abinader que organizó para su personal el director del Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Promipyme), no pase de ser, pese a sus implicaciones, un mero escarceo en el interregno de la campaña política.

El asunto se quedará así, a juzgar por la tibia reacción de la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental y porque en el partido oficial ni se enteraron.

Pero es un episodio que no puede pasarse por alto, cuando el presidente de la República ha mostrado empeño de que haya un manejo pulcro de los recursos públicos antes y durante la campaña electoral.

Lo hecho en Promipyme viola la Ley de Función Pública, al inducir u obligar a sus subalternos a participar en actividades políticas o partidistas en provecho de terceros. También transgrede la Ley Electoral al establecer contribuciones forzosas valiéndose de la autoridad.

Es grave y poco sutil el uso y abuso del poder; de la influencia del cargo.

Si apelamos al interés del mandatario es porque si no hay consecuencias desde el principio, esto se repetirá de distintas maneras, pues cuando un presidente aspira a continuar en el poder suele multiplicarse la tentación entre sus funcionarios, que también aspiran a ser “reelegidos”.

Desde el momento en que Abinader decidió repostularse tuvo que estar previamente persuadido del enorme peso en lo personal y en lo familiar que esa decisión implicaba, y se le debe reconocer instinto suficiente y sentido de la historia para advertir la proclividad en este tipo de coyuntura a que se transmuten los intereses generales del país por los de grupos o facciones.

Quizá con lo de Promipyme debiera “cortarse por lo sano” y que haya, por lo menos, algún ultimátum desde arriba, y se cumplan las promesas de que funcionarios, de cualquier nivel, que aspiren a un cargo electivo, releguen sus funciones.

Incluso, aunque en su momento se consideró exagerado, Abinader debiera sopesar su anuncio del 30 de agosto pasado: “Debo presentar un equipo de campaña y ese equipo debe renunciar o tomar licencia. Creo que la idea de muchos es renunciar y eso ocurrirá en los próximos días”.

Todo en aras de la transparencia en el manejo de recursos públicos y de la eficacia en el desempeño, para asegurar que los funcionarios administren esos recursos con pulcritud.

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