Reflexión sacerdotal

La reflexión es un momento de meditación referido a un tiempo y circunstancia particulares. Del vínculo entre el momento y el tema depende en gran medida la importancia que se le atribuya al mensaje a meditar.

La reflexión es un momento de meditación referido a un tiempo y circunstancia particulares. Del vínculo entre el momento y el tema depende en gran medida la importancia que se le atribuya al mensaje a meditar.

La homilía de la misa de apertura de la LVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Dominicano, leída el pasado domingo en la Catedral Primada de América, es uno de esos mensajes que asumen valor de reflexión por su contenido en sí, por el momento en que se produce y por quien lo expresa.

Para la ocasión, monseñor Ramón Benito Ángeles Fernández, obispo auxiliar y secretario de la Conferencia del Episcopado, leyó la homilía en la misa concelebrada con todos los obispos. Y uno de los puntos tratados en el mensaje fue el relativo a los desafíos de las realidades humanas de los religiosos en sus vidas pastorales.

“Pareciera que nos amenaza constantemente la presencia del mal que descentraliza la armonía y la paz que queremos, buscamos y necesitamos”, reflexionó el prelado.

El mensaje se convirtió en un llamado a los sacerdotes para su forma de actuar frente a los escenarios de violencia, corrupción, drogadicción, asesinatos, feminicidios, extrema pobreza, desempleo, desorden moral y sexual, inequidad social, cultural y educativa.

El glosario de males que desafían las realidades de los sacerdotes también incluye a las políticas estatales que amenazan el matrimonio y la vida familiar; migrantes, excluidos, niñez desprotegida, enfermos y ancianos, abandonados, escenario en que la dignidad humana es pisoteada, donde existe la irresponsabilidad en el cuidado y respeto al medio ambiente “y qué decir de la temible y terrible amenaza contra la vida humana una vez concebida en el vientre de la madre”. La reflexión sacerdotal no olvidó lo que ha sido un tema crucial para la Iglesia católica en los últimos años, el aborto. “Confiamos en que nuestros legisladores y nuestro Estado dominicano nunca jamás lleguen a legalizar la muerte en nuestra nación dominicana, ni por aborto ni por eutanasia”.

El texto incluyó un contundente llamado a levantar el grito de una nueva esperanza, “que nos transforme, nos convierta desde lo más profundo de nuestros corazones y nos haga hombres y mujeres comprometidos con nuestra sociedad y humanidad…”. Los conceptos sobre los cuales reflexionar ya fueron definidos. A predicarlos, pues.

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