“…el objetivo de la educación inclusiva es eliminar la exclusión social consecuencia de actitudes y respuestas hacia la diversidad, en raza, clase social, etnia, religión, género y habilidad. Como tal, parte de la creencia de que la educación es un derecho humano básico y el cimiento para una sociedad más justa” (UNESCO, 2006).

Hoy en día, el tema de la inclusión es transversal a cualquier proyecto educativo y aparece integrado a los fundamentos curriculares que orientan las prácticas de enseñanza-aprendizaje de muchos países. El Estado dominicano concretiza sus aspiraciones en esta materia, entre otras políticas y acciones ministeriales, a través de la Ordenanza 4-2018 que norma los servicios y estrategias para los estudiantes con Necesidades Específicas de Apoyos Educativos (NEAE). De hecho, no solo se plantea sensibilizar sobre inclusión a los actores del proceso educativo, sino también proveerles el conocimiento necesario que les permita integrar las prácticas que requiere el manejo a la diversidad en todo el contexto escolar, de manera que se posibilite la inclusión integral de estos estudiantes a la sociedad.

El país exhibe ya algunos logros en esta materia. Amén de fortalecer la Dirección de Educación Especial del Ministerio de Educación, se han creado los Centros de Recursos para la Atención a la Diversidad (CAD) y, recientemente, se ha lanzado el Plan Nacional para la Educación Inclusiva. Desde cada regional educativa, a través del CAD (que actualmente está presente en 13 regionales), se articulan esfuerzos para la aplicación de las Medidas de Atención a la Diversidad (MAD) que define la Ordenanza. Asimismo, se apuesta a conformar escuelas más inclusivas, que aseguren el acceso y la permanencia a estos estudiantes, ofreciendo atención individualizada, manejo asertivo a los trastornos del aprendizaje y a los problemas conductuales que muchas veces acompañan las condiciones de discapacidad.

Hay una experiencia positiva que no puedo dejar de citar. El lunes pasado en Santiago fue inaugurado el Centro de Educación Especial Eustacia Marte de Fernández que funcionará en la modalidad de Tanda Extendida, tiene capacidad para 630 niños y adolescentes, posee más de 20 espacios docentes, aulas especializadas, talleres, canchas deportivas, y autobuses adecuados para el traslado de estudiantes especiales. Ojalá que no sólo se abran centros homólogos, sino que además, el Ministerio afiance su compromiso con la sostenibilidad de esos centros, en cuanto a proveer docentes y otros profesionales especializados, los equipamientos requeridos, y en general mantener servicios dignos para esa población vulnerable.

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