Recientemente, fuertes lluvias han impactado nefastamente varios países, que tienen ubicaciones geográficas y estaciones del año disímiles. El impacto de las precipitaciones ha dejado una estela de dolor por las pérdidas humanas y materiales.

En el sur de Brasil se contabilizan más de 86 decesos, 100 desaparecidos, miles de desplazados y una cantidad indeterminada de damnificados, como consecuencia de las inundaciones provocadas por las fuertes y persistentes precipitaciones acaecidas sobre todo en el estado Rio Grande do Sul. Las cifras van en aumento, mientras que generan conmoción las imágenes de los rescates bajo condiciones extremas.

En Colombia, el fenómeno de La Niňa está incidiendo en el aumento de las lluvias en Bogotá, Medellín, Barranquilla y otras localidades, donde se han reportado deslizamientos de tierra, el fallecimiento de varias personas y otras que resultaron con heridas. El país está en alerta, aunque paradójicamente se espera que las precipitaciones aumenten el volumen de agua de las presas y embalses.

En el sureste del estado de Texas, Estados Unidos, se reportan vías anegadas y unas 233 personas rescatadas, por las lluvias que no cesan, un panorama que se agravaría si se producen granizadas y aumenta la velocidad del viento, como sugieren las proyecciones meteorológicas.

El este de África también ha sufrido los embates de la naturaleza, como resultado del fenómeno El Niño. Las inundaciones han provocado el desplazamiento de miles de personas, gran parte de ellas refugiadas en Kenia, Somalia, Burundi, Tanzania, entre otros países limítrofes.

En los Emiratos Árabes Unidos, especialmente en Dubái, un referente de la arquitectura y la ingeniería moderna, vivieron momentos caóticos por el aumento desmedido e inusual de los niveles de pluviometría y la ventosidad, que logró paralizar la frenética dinámica de las conexiones aéreas, las actividades propias del exclusivo sector turístico, así como de la vida cotidiana de sus habitantes.

En China fue emitida alerta amarilla por las lluvias en el sudeste del país, que incluye las localidades de Hunan y Cantón. En esta última se produjo el colapso de un tramo de una autopista, que provocó 48 decesos y heridas a otras 30 personas.

El aumento de las precipitaciones por igual se ha sentido en la República Dominicana, la cual se encuentra en su periodo cíclico de lluvias y en la antesala del inicio de una temporada ciclónica que se prevé “especialmente activa”, por el calentamiento de los océanos y la posible incidencia del fenómeno de La Niña.

A este panorama desolador se añaden el drama humano y las vulnerabilidades a que se exponen los residentes en las ciudades afectadas, por el colapso de las infraestructuras críticas, los sistemas de drenaje y de aguas residuales, con el riesgo que esto supone para la salud humana.

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