El presidente Luis Abinader acude este 27 de febrero por tercera vez como mandatario ante las cámaras legislativas, con grandes expectativas para una población que espera anuncios y decisiones destinadas a seguir mejorando la situación del país, y nuevas políticas correctivas, en el 179 aniversario de la Independencia Nacional.
En comparecencias anteriores, el jefe del Estado ha reiterado su compromiso con los intereses de la nación, pero en una sociedad compleja y de lucha partidaria permanente, hay que ser reiterativos y constantes, sobre todo, cuando se reclaman mayores acciones para bajar la violencia, la delincuencia, la masiva inmigración irregular, así como la defensa radical de los intereses nacionales.
Con la intensidad de los últimos 10 meses del 2022 y lo que va de año, el mandatario ha exhibido una capacidad de trabajo poco común y las iniciativas legislativas han sido constantes en aras de alcanzar un país más viable, de confianza para la inversión, el turismo y la seguridad ciudadana.
Dicho esto, hay que entender que adeptos y opositores tienen miradas diferentes sobre lo positivo y negativo de estos tres años de gestión, por lo que el gobernante debe hilar fino y construir un discurso que satisfaga a la mayoría de la población que generalmente nunca está satisfecha con las ejecutorias oficiales.
Este es un año preelectoral, época en que se limpian los cañones, se afilan las espadas y el discurso político se carga de energía para convencer a los votantes sobre la bonhomía de su oferta cimentada, por lo general, en el descrédito a las ejecutorias del gobernante de turno, sean buenas, regulares o malas. Es parte del juego político.
El 2023 es un año decisivo para las aspiraciones de los partidos y los políticos en particular, razón por la cual el mensaje del presidente podría contener un llamado vehemente a la unidad, al ejercicio efectivo de la dominicanidad en momentos en que sobre la patria transitan oscuras amenazas y la comunidad internacional se hace de la vista gorda.
Estaré en primera fila atento, porque también estoy ansioso por un mensaje esperanzador.