Ha sido bien valorada la disposición del presidente Luis Abinader de ascender al 2do teniente Salvador Sánchez, comandante del destacamento de la policía en Castañuelas, Montecristi, como reconocimiento al cumplimiento del deber y a su apego a la ley, quien fue agredido por el senador del PRM de esa provincia, por negarse a liberar a un allegado suyo.
Hay que destacar que ese segundo teniente al cumplir con el deber y apegarse al cumplimiento de la ley, enfrentándose, a un Senador, estaba arriesgando no solo su integridad física, sino también su puesto, dada la tradición que, hasta ahora, imperaba.
Nada ni nadie debe estar por encima de la Ley. El Presidente lo ha dejado claro con esta disposición.

Los cargos y las placas oficiales no son para saltarse la Ley. El presidente Abinader ha enviado un mensaje esencial de verdadero cambio al disponer el ascenso de ese segundo teniente, “como reconocimiento del deber y a su apego a la ley” tal como publicó el primer mandatario en su cuenta de Twitter.
A través de las redes sociales se ha elogiado la disposición del mandatario.

Los tiempos en que una autoridad del orden, en este caso un segundo teniente de la Policía, se veía precisado a doblegarse ante un funcionario, en este caso un Senador, son cosas del pasado, conforme el mismo presidente Abinader ha demostrado claramente con esta disposición. Una señal muy valiosa no solo a los miembros de la Policía, sino a todo aquel que se quiera saltar la Ley en atención a sus funciones. Un verdadero cambio.

Y este cambio nos llega en momentos en que el irrespeto se había apoderado de un importante segmento de la ciudadanía atento a relaciones o parentescos con tal o cual funcionario.

El presidente ha enviado un mensaje claro, contundente, positivo. Un mensaje público.

La mejor manera de educar, de ensenar, es con el ejemplo. Y si ese ejemplo procede de nuestro primer mandatario el mensaje tiene mayor peso, mayor alcance.

Las buenas acciones deben ser valoradas y el primer mandatario ha valorado el proceder de ese Segundo teniente que, apegado al cumplimiento de la Ley, no reparó en que quien pretendía estar por encima de la Ley era nada más y nada menos que un Senador, en este caso de Montecristi. Quien se supone debería dar ejemplo de orden y obediencia ante la Ley.

Ese senador, quien no tuvo otra alternativa que disculparse, debe sentirse avergonzado, no solo ante su comunidad que lo eligió, sino ante toda la sociedad, ante su familia y más allá, ante la figura del Presidente. Para que se nos respete, debemos respetar. El orden tiene su punto de partida desde adentro.

El presidente Abinader lo ha dejado establecido muy claramente.

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