Desde que comencé a viajar a los Estados Unidos (EUA), el momento más incómodo eran las largas filas para pasar el chequeo de migración. Tiempo después, en una luna de miel visité Aruba y al partir vi con sorpresa que el trámite de migración y aduanas para viajar a Miami se hacía en el aeropuerto de la isla. ¡Grata experiencia! Se repitió en Canadá. Cuando perdía horas en la fila de migración en Miami o Nueva York, añoraba el privilegio de Aruba o Canadá, que después disfruté en Bahamas.

Celebré cuando se anunció que aquí también podríamos hacer el chequeo de migración y aduanas en el aeropuerto dominicano de partida y llegar a Estados Unidos, solo a buscar las maletas, sin hacer filas ni soportar la usual mala cara de oficiales de Migración.

El privilegio del prechequeo se ha expandido: Irlanda (2 aeropuertos), Emiratos Árabes (1), Canadá (9)… En el 2015 cuando fue aprobado para nosotros, se incluyeron los aeropuertos de Bruselas, Narita (Japón), Ámsterdam (Holanda), Oslo (Noruega), Madrid-Barajas, Estocolmo (Suecia), Estambul (Turquía) y Londres. Al año siguiente fueron aprobados los aeropuertos de Bogotá, Buenos Aires, Edimburgo, Islandia, México, Milán, Kabsai (Japón), Rio de Janeiro, (Brasil), Leonardo de Vinci (Roma), Sao Paulo y San Martín. Más de 22 millones de viajeros se beneficiaron de este sistema en el 2019. También favorece las exportaciones porque no se pudre la carga en los aeropuertos de EUA, y la que no pasa la inspección se queda aquí y no se pierde.

Por un artículo periodístico me enteré que la simpática jueza del Constitucional, Katia Miguelina Jiménez, montó una presentación en la que muestra que este sistema es parte de la estrategia de seguridad de los EUA y no tiene relación con el turismo. El acuerdo pendiente de aprobación habla de “beneficios” para Estados Unidos y la República Dominicana. Ocurre en todos los pactos. Ellos quieren más seguridad, nosotros más turismo. Ellos son nuestro principal mercado (más del 50 % de los turistas). Si somos realistas y honestos, el acuerdo no agrega nada importante a la sólida alianza de seguridad EUA-RD que existe. Tampoco somos una amenaza para ese poderoso vecino, para el que no tenemos secretos.

Para nosotros el pacto sí tiene mucho valor, pacto porque podremos acceder en EUA, por ejemplo, a un conjunto de aeropuertos domésticos en el este y medio oeste, a los que ahora no podemos volar y en cuyo entorno –afirman los turoperadores norteamericanos y aerolíneas que saben más que Katia y los adversarios de Punta Cana- existe un importante mercado potencial para nuestro país. Estas empresas son las que invierten, manejan y conocen el mercado, no los improvisados analistas del patio. Igualmente, las grandes empresas hoteleras –que invierten y manejan los mercados- están en primera fila pidiendo al pasado y actual presidente que se apruebe el pacto.

Aunque se quiere presentar esto como un beneficio para el aeropuerto Punta Cana (PUJ), es un acuerdo del país y todos los aeropuertos que hagan los ajustes necesarios podrán tener prechequeo, que desmeritan afirmando que no aporta nada, pero por otro lado buscan etiquetarlo como un fabuloso negocio que busca PUJ.

Sobre el superpoder de esta empresa, recuerdo que debió esperar 6 años para ser autorizada a usar al mismo tiempo las dos pistas (aterrizar y despegar) de su terminal. La decisión fue congelada por las mismas autoridades que aprobaron un nuevo aeropuerto en solo 7 meses.

Sobre conflictos de intereses de Punta Cana y UNIBE/Cap Cana, escribiré después.

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