La actual crisis de Haití que ha llegado a sus límites extremos con el magnicidio de su presidente, es al mismo tiempo un referente por demás muy horroroso de qué tanto se puede afectar desde el Estado el desarrollo humano.
Se ha considerado que el apropiado funcionamiento del Estado es imprescindible al hablar de desarrollo humano. Se ha visto cómo la dirección política es esencial en cuanto a la creación de las precondiciones para impulsar el desarrollo humano como la máxima contribución que se puede hacer a la sociedad.

Más allá del lamentable caso que corresponde a Haití con un Estado disfuncional al menos por 100 años, es justo y de verdadero sentido de equilibrio en cuanto a una evaluación objetiva, mirar el conjunto de los Estados que integran a América Latina y el Caribe y comprobar los no pocos desaciertos y más que ellos desastres provocados por varios de los que han asumido la conducción del Estado, en desmedro de pueblos dignos de mejor suerte.

Asumiendo que se acceda a la dirección del Estado de forma transparente por la vía democrática como acontece en la República Dominicana desde el 1996, no es ese acceso en sí mismo, como se ha visto, una garantía para cumplir las tareas que demanda el desarrollo humano. Solo recordar la lucha por el 4 % del PIB para la educación cuando esa inversión estaba definida por la Ley de Educación 66-97 desde entonces, y que fue necesario esperar 16 años para que se cumpliera su mandato. O el caso de la imprescindible inversión de al menos el 4 % del PIB para Salud que sigue siendo una quimérica aspiración.

Significa lo anterior que se requiere de los que dirigen el Estado una profunda comprensión de la naturaleza y vías de avance del desarrollo humano; a lo que se suma que aun teniendo los dirigentes del Estado de alguna manera esa comprensión sobre el camino hacia el desarrollo, sucede entonces que su interés predominante pueda ser utilizar las funciones públicas para el mezquino y esencialmente irracional enriquecimiento ilícito.

El desarrollo humano ha sido profundamente estudiado, identificados sus indicadores y ser medido; pero se requiere para hacerlo viable comprender el conjunto de factores que inciden de forma directa que no son solamente los que se asocian a salud, educación y crecimiento económico por la vía del ingreso per cápita. El desarrollo humano -lo más importante que puede hacerse desde el Estado y la principal contribución al avance social- requiere de una precisa visión de conjunto.

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