El gobierno le está abonando a la economía nacional y al país importantísimos ahorros, que no debemos perder de vista. Cito algunos que me parecen especialmente relevantes.
Por instrucciones muy específicas del presidente Luis Abinader, el gobierno tiene en agenda la continuación de obras grandes y pequeñas encontradas en diferentes puntos de materialización.
La tradición gubernamental dominicana es que las nuevas gestiones arrancan con sus nuevos proyectos y se olvidan de los dejados a medio construir por las administraciones salientes.
No ha importado que se trate de las líneas del metro, de las redes del teleférico, de avenidas de circunvalación en importantes municipios cabeceras y otras infraestructuras viales, de programas de caminos vecinales, reconstrucciones del sistema hospitalario o proyectos habitacionales. A todos y otros de administraciones más viejas se les está dando el frente. En algunos casos el Presidente se apersona a los lugares y anuncia las medidas para darle continuidad a los proyectos, y en otros sus funcionarios se ocupan del seguimiento correspondiente. Además, y siguiendo el nuevo modelo gerencial de la Presidencia de la República, se desarrolla en la administración pública la determinación de darle mantenimiento las obras construidas con dinero del pueblo, cuando ha sido otra tradición descuidar su preservación y dejar que obras y equipos de alto costo se deterioren mucho antes de que completen su vida útil.
Otra importante fuente de ahorro nacional es el cuido de los funcionarios para atenerse a la Ley de Compras y Contrataciones de Bienes, Servicios y Concesiones, asegurándose de que las Comisiones de Compras de sus respectivas instituciones cumplan de manera efectiva con la norma orientada a evitar que el Estado pague más de lo debido por los bienes y servicios que adquiere y que deben tener la calidad requerida. Está también el cumplimiento riguroso de los procesos de contraloría interna que garantizan al país que la emisión de los fondos públicos se hace apegada al recorrido que dispone la ley, evitando atajos y desviaciones por los que se escapan grandes pedazos del erario.
El nuevo espíritu de hacer pulcra la administración de los fondos públicos inició cuando al juramentar a las principales responsables de defender a la sociedad y sus intereses, Miriam Germán Brito y Yeni Berenice Reynoso, el presidente Abinader les indicó que su único compromiso debía ser con la Constitución y las leyes, dejando en claro su total respeto a la independencia del Poder Judicial. Justo al conmemorarse anteayer el Día Mundial Contra la Corrupción, el Presidente planteó en un discurso a la Nación un conjunto de acciones que constituyen partes esenciales de un plan de saneamiento de la administración pública.
La estrategia adelantada tendrá incluso soportes en una reforma constitucional y abarca aspectos que contribuirán con una profilaxis de todo el sistema político, con lo que estaremos transitando hacia puntos de no retorno en el despegue del fortalecimiento institucional que –insisto– es la base del desarrollo social y económico, para lo que estos grandes ahorros enunciados serán un buen abono.
