De mi madre aprendí que se puede ser mujer, madre, esposa, profesional y emprendedora al mismo tiempo.
Nunca se limitó, siempre estuvo dispuesta a asumir los retos que le deparó la vida. Fue estilista, secretaria ejecutiva, repostera. Era una artista de fina estampa con los hilos, pero también una chef sin igual. No había retos que ella no los superara.

Dios nos hizo hombre y mujer y cada género es especial –particular, más bien–, nosotras somos sensibles por naturaleza, pero no débiles, esa sensibilidad nos lleva a abordar los temas, problemas y situaciones desde una óptica muy diferente.

Hoy que celebramos el Día Internacional de la Mujer, quiero recordar en mi madre fallecida hace 6 años, a todas las mujeres del mundo, que han sabido transmitir de generación en generación el gran legado de ser madres, amigas, esposas, profesionales, pero sobre todo mujeres.

Ser mujer del siglo 21 implica “una responsabilidad con nosotras mismas, con nuestro cuidado y por la lucha constante por la igualdad de géneros, responsabilidad que debería ser asumida por cada mujer de este siglo que ha sido testigo de la marginación, discriminación, abuso y violencia a la que la mujer ha sido sometida”, sostiene Melissa Pérez Peláez, columnista del periódico El Mundo.

Ella también advierte que es responsabilidad de la mujer del Siglo XXI no abusar de un discurso de reivindicación femenina.
No soy feminista ni pretendo serlo, porque como dice el Papa Francisco, “todo feminismo corre el riesgo de convertirse en un machismo con faldas”.

Sí creo en que aún faltan conquistas importantes, como mejores salarios, más oportunidades en la carrera política, que pasemos de ser simples adornos a desempeñar posiciones importantes correspondientes a las capacidades de cada cual. Espero y deseo menos cosificación sexual, menos violencia contra la mujer, en fin, aun hay mucho por conquistar, aunque sería mezquino no reconocer que hemos avanzado.

Aprovecho esta fecha para pedirte a ti, mujer, que sigamos insistiendo y firmes afrontando nuestros retos y aspiraciones, sin echar a un lado ese rol esencial que es intrínseco a nosotras: ser madre, esposa, amiga y sobre todo mujer, que nos da la capacidad de ver lo que otros no pueden.

Ser mujer es un gran regalo, pese al precio que hemos tenido que pagar de generación en generación. Recordemos hoy a las heroínas que estuvieron antes, para que nosotros pudiéramos ser las mujeres del siglo 21 y protagonistas de primera línea de mayores conquistas.

Feliz Día Internacional de la Mujer para todas las guerreras del siglo 21. Recordemos que “si una mujer llega a la meta, llegamos todas”.

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