Al conmemorarse el Día Nacional de la Juventud el pasado 31 de enero, no faltaron los mensajes de reconocimiento a este segmento de la población. Los discursos cargados de promesas se repiten cada año, pero son recibidos con escepticismo por unos jóvenes que tienen que enfrentarse a una realidad que les resulta cada vez más hostil. Es por ello que la identificación de los principales problemas que afectan a ese sector, sus causas y las acciones para erradicarlas, no se pueden aplazar. Esto requerirá de un diálogo abierto con los jóvenes y de su participación activa en la búsqueda de respuestas.

El presidente de Acción Empresarial por la Educación (Educa) adelantó recientemente algunos datos de una investigación realizada por dicha institución, denominada “Los jóvenes dominicanos, esos desconocidos”. Estos resultados deberán provocar alarma en la sociedad dominicana. Según este estudio, el 50% de los estudiantes del país no terminan la educación preuniversitaria. Por otro lado, se establece que la República Dominicana tiene la tasa de desempleo juvenil más alta de toda América Latina. En el grupo etario entre 15 y 29 años, el desempleo alcanza un 25%. En medio de esta realidad adversa, las mujeres son las más afectadas. Problemas como las uniones tempranas de niñas, el embarazo precoz y la violencia de género, así lo indican.

Enfrentar esta situación implica repensar la política y redefinir las políticas. La política como ejercicio del poder no puede seguir excluyendo a los más jóvenes. Los partidos y las instancias de dirección del Estado deben abrirse a la participación de esta población. Esto supone la transformación del marco jurídico del sistema político y el cambio de prácticas y actitudes en el quehacer político. A las anteriores generaciones les ha costado romper con la tradición autoritaria del Estado dominicano, por lo que corresponderá a las nuevas generaciones, revestidas de ideas nuevas, hacerlo. Los jóvenes integrados en los espacios de toma de decisión, tienen mayores posibilidades de entender, y por lo tanto enfrentar, los problemas que afectan a su sector.

Redefinir las políticas públicas supone consolidar los esfuerzos que se llevan a cabo para mejorar el acceso a la educación de calidad. Es necesario seguir pensando en iniciativas que hagan posible reducir la deserción escolar. La formación técnica y profesional requerirá de un mayor apoyo en materia de inversión, calidad y acceso. Otro reto sigue siendo la formulación e implementación de políticas de generación de empleos en la población joven. La economía dominicana deberá generar oportunidades para los más jóvenes. El proyecto de ley del Primer Empleo podría ayudar en esta dirección.

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