Pinceladas es una columna plural, cada cierto tiempo algunos amigos tienen acceso a ella, hoy el Magistrado Willys Nuñez nos escribe sobre un ensayo de Vargas Llosa:
Han transcurrido casi diez años desde que Vargas Llosa publicara la Civilización del Espectáculo, un ensayo en la que muestra su ahondada preocupación por los temas de modernidad que impactan en la cultura de nuestras sociedades. El autor de Conversando en la Catedral hace una reflexión sobre la crisis en la que se encuentra sumergida la sociedad posmoderna. El libro aunque de grosor escaso no deja de abordar con rigor cada uno de los seis tópicos en la cual se fundamenta la narrativa.

La obra gira en torno a como se asume la vida hoy en día, donde al individuo le interesa muy poco los tópicos sociales, las preocupaciones que de manera natural han movida las fibras del hombre a través de su historia, sino que en nuestra era se reniega cualquier tema que merezca una preocupación legítima.
En vez abrazar las complejidades que son las que permiten el desarrollo social e intelectivo, nos arrojamos indefectiblemente a lo trivial, a un mundo esteta como lo denominaba el joven Kierkegaard.

Una de las ideas centrales del ensayo es esa búsqueda frenética de placeres, de las cosas pueriles. Apuntamos siempre según lo refiere Vargas Llosa, a la frivolidad, dando paso a emociones esporádicas que devienen en desechable. El panorama resulta sombrío, toda vez, que la afectación no es solo de la literatura que es tal vez la mayor preocupación del autor, sino que esa degradación es tan grande que se refleja en los principales componentes de la cultura siendo la música uno de esos elementos afectados.

El lenguaje sublime, bello, poético que reinaba en aquellas composiciones, hoy es simple añoranza. Pero el cambio no solo acontece en el ámbito musical, sino que también afecta la forma en como se desgaja la pasión y el amor, donde todo lo que prima es deseo carnal y la meta se circunscribe en desfogar un instinto sexual rudimentario, en el que cada individuo juega a la cosificación del otro, tal y como sin sutileza lo deja ver el autor.
Lo anterior se ve reflejado de manera nítida en las letras de las canciones que acaparan el gusto de los mas jóvenes.

A modo de conclusión entendemos que si bien hay que estar presto para abrazar los cambios en los que nos arropa la evolución, sin embargo, debemos hacer el esfuerzo para que el mismo sea de progreso, no solo en lo material sino también en el plano cultural porque la verdadera riqueza de una nación no descansa en los bienes materiales que pueda exhibir sino en la alta cultura que es lo que permite forjar jóvenes amantes del prójimo, comprometidos con los verdaderos intereses sociales.
Por lo que hay que tomarle la palabra a Vargas Llosa y replantearnos el tema para no avanzar del precipicio en el que nos encontramos y caer en la debacle.

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