Todos los años, la prensa de los EE. UU. dedica espacios importantes para resaltar la incursión de jóvenes peloteros dominicanos en las Grandes Ligas, marcados con la etiqueta de “future baseball star”. Por eso, no sorprende que el electrizante Elly de la Cruz, el joven de 21 años y 6’ 5” que debutó hace 20 días en Grandes Ligas con la franela de los Rojos de Cincinnati, en 61 turnos al bate que acumulaba el pasado sábado, haya anotado 18 carreras, empujado 10, disparado 3 jonrones y robado 7 bases, registrando un promedio de bateo de .359 y un OPS (On-Base plus Slugging) de 1.064, por encima del 0.961 de Ronald Acuña Jr. Para los analistas, su ingreso el pasado 6 de junio, explicó, en parte, la cadena de 12 triunfos consecutivos que registró el equipo de Cincinnati hasta el pasado sábado, el cual, contra todos los pronósticos, encabeza la División Central de la Liga Nacional.

No solo en el béisbol de Grandes Ligas los dominicanos se consagran como estrellas en los EE. UU. Lamentablemente, los logros y aportes de jóvenes en otras disciplinas y/o profesiones no reciben el mismo reconocimiento y espacio en los medios de prensa que el otorgado a nuestros extraordinarios jugadores de béisbol. Es por eso que hoy, en lugar de escribir sobre la ciencia que Carlyle tildó de lúgubre, dedicaré este espacio a resaltar los logros y aportes de un dominicano que nació en 1968 en Villa Tapia, Provincia Hermanas Mirabal y que emigró al Bronx, New York, en septiembre de 1983, a la edad de 15 años.

Luego de completar su educación primaria y secundaria en nuestro país, el joven dominicano se graduó de la Escuela Secundaria James Monroe en 1985. Decidió estudiar la carrera de contabilidad en el Herbert H. Lehman College, graduándose de licenciado en Contabilidad, curiosamente, con una especialización en Educación Secundaria, en 1990.

El profesional de la contabilidad, luego de un año de ejercicio, decidió emigrar hacia lo que le apasionaba: la educación. Entre 1990 y 2014, dejó una marca de compromiso con la enseñanza y asesoramiento de calidad, especialmente, con los estudiantes de elevada necesidad y sus familias, como atestiguan quienes se beneficiaron de su liderazgo, consejo, trabajo y sobre todo, su compasión hacia los niños que necesitaban apoyo. Así lo atestiguan quienes se beneficiaron de su esfuerzo en Columbus High School en el Bronx, y en las escuelas públicas de Yonkers, cuando se desempeño como subdirector de Gordon High School en el 2000, director de Emerson Middle en 2003 y de Lincoln High School en 2004-2014, donde trabajó con todos los “stakeholhers” en la construcción de escuelas donde los estudiantes fuesen valorados, respetados y estimulados a dar el salto a la Universidad y de esa manera, convertir sus sueños en realidad. Como resultado, la Lincoln High School recibió reconocimiento estatal y local por mejorar el rendimiento de los estudiantes durante su mandato. La emigración hacia la educación del nativo de Villa Tapia fue posible gracias a que el profesional obtuvo una Maestría en Counseling (Asesoramiento) de Lehman College en 1995, seguida por una Maestría en Administración Escolar/Supervisión de Distrito de la Universidad de Fordham en el 2000 y un Ph.D en Educación de la Universidad de Walden en 2012.

En el 2014, el inmigrante dominicano fue ascendido a Superintendente Adjunto de Administración y Supervisión de Secundaria de la Superintendencia de las Escuelas Públicas de Yonkers, con el mandato de colaborar con el superintendente para establecer escuelas secundarias de alto rendimiento. Durante sus estudios de doctorado en educación en Walden, el oriundo de Villa Tapia tuvo la oportunidad de realizar una extensa investigación sobre la correlación entre el uso de los datos de rendimiento de los estudiantes y la instrucción efectiva, a la que luego adicionó las experiencias analizadas en el Instituto de Directores de la Universidad de Harvard, el Instituto de Liderazgo de la Junta Universitaria para Directores y la capacitación del Instituto de Eficacia. El Departamento de Educación del Estado de Nueva York integró al académico dominicano al Equipo Asesor del Proyecto de Preparación de Directores que desarrolló estándares para formación de directores de escuelas. También fue invitado a formar parte del Blue Ribbon Committee de la Junta de Regentes del Estado de Nueva York de expertos estatales, regionales y nacionales encargados de mejorar el desempeño educativo de niños y jóvenes de color.

En el 2016, los Fideicomisarios de la Junta de Educación de Yonkers designaron a este apasionado de la enseñanza y el aprendizaje de calidad, compasivo con los niños en situación de desventaja, y orgulloso del origen humilde que lo abrazó en Villa Tapia, como superintendente de las Escuelas Públicas de Yonkers. Lo seleccionaron porque entendieron que este dominicano encarnaba las características esenciales requeridas de un líder educativo exitoso: centrado en el niño, fomentador del intelecto, perspicacia financiera, apasionado, compasivo, excelente comunicador y capacidad de resistencia. Promoviendo el diálogo entre los “stakeholders”, la apertura a los cambios que derivan en mejoras en la docencia y el aprendizaje, y la discusión de las investigaciones sobre la educación colegial, el superintendente dominicano ha estado elaborando y ejecutando, durante los últimos 7 años, la agenda de la educación pública en el Distrito de Yonkers, New York, el cuarto distrito escolar más grande del estado, el cual atiende a casi 25,000 estudiantes en 39 escuelas públicas donde laboran 3,900 directores, maestros, y empleados administrativos. El educador dominicano supervisa todas las funciones de las 39 escuelas públicas y la administración central: enseñanza y aprendizaje, ejecución presupuestaria, recursos humanos, estado de las instalaciones, comunicaciones, tecnología, mientras interactúa con funcionarios municipales, estatales y federales.

Al asumir como superintendente, abrazó la Iniciativa My Brother’s Keeper (MBK) Challenge lanzada por Obama en febrero de 2014. Reconocido como un modelo para el estado de Nueva York, el MBK Challenge de Yonkers tiene como objetivo cerrar la brecha de oportunidades para niños y hombres jóvenes de color a través de la tutoría, la preparación académica y el desarrollo de habilidades emocionales y sociales. El 60% de los estudiantes de las escuelas públicas de Yonkers son de ascendencia latina. El trabajo de Yonkers MBK fue reconocido el mes pasado por el presidente Obama, al considerarla como una de las 4 comunidades modelos de la Alianza MBK y concederle una subvención de 5 años de la Fundación Obama. Las escuelas públicas de Yonkers, bajo la supervisión del dominicano, han recibido este reconocimiento y apoyo por haber ofrecido a todos sus estudiantes una educación secundaria de calidad mientras registraban la tasa más alta de graduación de secundaria para jóvenes de color en el estado de Nueva York.

En efecto, bajo la tutela del dominicano, en 2022, las escuelas públicas de Yonkers lograron una tasa promedio de graduación a tiempo de 91%, la más elevada en los distritos escolares de las 5 grandes ciudades del estado de Nueva York y la primera de este grupo en lograr más del 90%. La brecha en las tasas de graduación a tiempo entre estudiantes de diferentes subgrupos (negros, blancos, hispanos, multirracial, asiáticos, americanos nativos, aprendiz de inglés, en situación de desventaja económica y sin hogar), se ha reducido considerablemente durante su gestión, con un rango que va desde 83% para los americanos nativos y aprendices de inglés a 97% para los asiáticos.

Edwin Quezada, así se llama la estrella de la educación pública de New York, un dominicano que emigró de Villa Tapia al Bronx hace 40 años y que se retira este año entregando un sistema educativo público más efectivo y de más calidad del que recibió en 2016. Para Quezada, “graduarse del bachillerato es posiblemente uno de los mayores hitos que puede lograr un joven”. “Nuestros jóvenes se estaban graduando a una tasa del 70%, es decir, 30% estaba dejando la escuela sin obtener su diploma, esto era algo inaceptable para nosotros”. Easa fue la realidad que encontró cuando ingresó como superintendente adjunto en el 2014. Quezada considera que uno de sus mayores aciertos “fue hacer pública y transparentar la data, mostrándoles”, tanto a los padres como a los hijos, “donde se encontraban y donde tenían que llegar. “Incluimos a los padres, haciéndolos parte del proceso y motivándolos a llevar a sus hijos a las metas planteadas”. “En Yonkers no tenemos como opción que la graduación sea solo para algunos”. “La graduación es la base del éxito de nuestros jóvenes de color”. “Hemos transmitido la idea de que el diploma de secundaria es parte del éxito, disminuyendo la tasa de abandono y fomentando la resiliencia de nuestros estudiantes, ya sea que se gradúen en 4, 6 o más años”.

No sé, pero me parece que, ante la realidad de que nuestro sistema educativo es uno de los menos efectivos y de menor calidad de toda la región, la actual administración del presidente Abinader podría beneficiarse de un encuentro con el Dr. Edwin Quezada, y de esa manera conocer los detalles de la experiencia del educador dominicano en New York y explorar opciones para enfrentar la profunda crisis que arrastramos por décadas en la educación pública de nuestra nación.

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