Espero que al leer este artículo algunos miembros que pertenecen al negativo y perverso segmento de la sociedad dominicana que no frenan sus miserias humanas al practicar, a diario, la maledicencia, no me sindiquen como un periodista egocéntrico y petulante. ¡Ojalá que no!

A propósito, cuando el ocho de junio del 2019 -en un histórico acto realizado en la ciudad de Nueva York- la Cámara de Representantes de Congreso de Estados Unidos me hizo un reconocimiento por mi dilatada labor en el ejercicio del periodismo, dije estas palabras: “Como no soy hipócrita, manifiesto que recibo este homenaje con humildad, pero al mismo os proclamo que mi ego ahora está más elevado que el Cielo”.

También declaré que “este reconocimiento lo comparto con mis colegas periodistas dominicanos… porque al ser reconocido por mi trabajo en el periodismo profesional, que ya alcanza los 40 años, la realidad es que no es un galardón solo para mí. Es también un premio a la eficiente prensa de República Dominicana”.

El pasado 14 del cursante mes, en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, hice el lanzamiento de mi libro intitulado La Respiración del Reloj…Memorias.

Es una obra que llega a 763 páginas diseñadas en 54 capítulos con el prólogo del laureado escritor, poeta, gestor cultural y diplomático, don Tony Raful (Premio Nacional de Literatura 2014).
Es mi obra autobiográfica en la que narro mi vida desde una niñez andrajosa hasta nuestros días… ¡lo narro todo, que se entienda bien, sin distorsión!

La sala Aída Cartagena Portalatín estaba atestada de gente de calidad. Quedé anonadado al ver tantas personas que, sin temor a la implacable pandemia que ha golpeado al mundo tras la llegada del devastador coronavirus, asistieron en masas al acto que tuvo la maestría de ceremonias del veterano y culto locutor Osvaldo Cepeda y Cepeda.

En mi discurso expresé: “Estoy consciente que escribir un libro, sin importar el tema, es una tarea bastante difícil en este país…pero en mi caso, al escribir este texto constituye un acontecimiento muy especial”.

Revelo que durante casi un año no descansé, prácticamente escribía todos los días, porque mi anhelo era presentar la obra al público a más tardar en octubre… ¡misión cumplida!

La Respiración del Reloj…Memorias, es -literalmente- mi gran “hijo”. Ya mi producción libresca suma 20 libros. Creo haber cumplido mi rol como modesto escritor.

Pero mi ardua labor en el periodismo todavía no termina. ¡Mis neuronas no están oxidadas. ¡De ellas siguen fluyendo ideas!

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