Las discusiones respecto a la Ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social en torno a lo cual las cámaras legislativas de la República Dominicana han proclamado que se proponen una reforma integral, es una muy apropiada ocasión para abordar a profundidad las pensiones.
Existen en lo fundamental tres tipos principales de pensiones: pensiones por antigüedad en el servicio, pensiones por enfermedad, y las pensiones por sobrevivencia. En esta ocasión tratamos desde un enfoque general las pensiones por antigüedad y por enfermedad.

Ambas pensiones tocan aspectos de gran relevancia para la vida de las personas. En un caso (por antigüedad) corresponde a la garantía de ingreso en una etapa de la vida en la que las energías para la actividad laboral se han ido reduciendo por el paso de los años. En el otro (enfermedad) corresponde a que la salud se ha afectado al grado tal que de manera total o parcial no es posible continuar la actividad laboral.

La vocación de las pensiones en los propios fundamentos de la Seguridad Social es que sean un “sustitutivo del salario”. La realidad indica que para países como la República Dominicana donde predomina el mercado laboral informal, sucede que para más de la mitad de la población laboral no ha sido posible encontrarle una respuesta que les asegure pensiones. Por otro lado para los que sí están en el mercado laboral formal, las estimaciones al momento indican que recibirían el promedio sólo el 30 % del sueldo para las pensiones de antigüedad, que con salarios en una gran proporción con montos entre 10 mil y 20 mil pesos mensuales, es una clara condena a la miseria. Las pensiones por enfermedad tienen otro tipo de tratamiento con efectos equivalentes.

Dentro de las opciones planteadas a la capitalización individual que es el sistema predominante, se propone el sistema de reparto mediante el cual los aportes de los cotizantes activos nutren las pensiones de los retirados; pero acontece que debido a la tasa de reemplazo generacional, cada vez son menos los que aportarían respecto a los retirados, por lo cual en su proyección no sería posible disponer de recursos suficientes para cubrir esas pensiones. A lo que se agrega las serias dificultades del Estado para apoyar financieramente esas poblaciones en retiro laboral en indetenible crecimiento proporcional.

El examen a la Seguridad Social tiene en las pensiones uno de los temas cruciales de debate y búsqueda de soluciones que demanda sentido de realidad, objetividad a partir de muy serios estudios, además de creatividad tomando en cuenta que cada realidad tiene sus propias especificidades.

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