Desde hace muchos años he criticado que una gran parte de los dominicanos prefiera robarse la energía eléctrica en vez de pagarla, porque así es más fácil, y que las empresas distribuidoras de electricidad (EDE) hagan el menor esfuerzo para evitarlo.
Sin embargo, es justo reconocer que la asistencia brindada por EDE Este a sus clientes ha sido históricamente deficiente, en cuanto a la contratación e instalación de servicios y corrección de averías en los plazos establecidos y razonables para que las personas estén el menor tiempo posible sin electricidad.
En este mismo tenor, el presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, dijo recientemente que los clientes de las EDE “se sienten maltratados, pese a pagar por el servicio de electricidad”.
Registro casos de años pasados y recientes en los cuales un ciudadano ha solicitado el servicio de electricidad y ha tardado meses para que la EDE de su área se lo instale. Algo paradójico, si tomamos en cuenta que esas empresas necesitan más clientes activos para reducir sus pérdidas, que ronda el promedio de 37%.
Las EDE deben imitar a las empresas de telecomunicaciones, en las cuales a las solicitudes de servicios nuevos se les presta atención antes de la salida de los clientes de las oficinas, cuando un representante de una empresa contratistas de la compañía de telecomunicaciones llama al solicitante para coordinar el día y la hora conveniente para instalar el servicio.
Y peor sucede con una gran parte de las averías de electricidad, que se atienden “cuando llueve para arriba” o los afectados pagan a técnicos de una brigada que están al servicio de alguna de las EDE, quienes no deben cobrar por ese servicio “gratuito”.
Otro punto a mejorar son los centros de atención telefónico al cliente de esas empresas, que en algunos momentos que tomen la llamada es como sacarse la lotería, lo cual es peor cuando está lloviendo, cuando se producen más avería y mayor demanda de servicio, por la fragilidad del sistema de distribución de electricidad.
Además de hacer más gestiones comerciales y combatir el fraude para reducir las pérdidas y el subsidio al sector eléctrico de US$1,500 millones anuales, las EDE deben mejorar el servicio prestado a sus clientes, por el bien común.