La celebración de los comicios del 19 de mayo ha dejado lecciones en los partidos y en los votantes. Estas elecciones se desarrollaron en el marco del civismo. Hubo mucha organización por parte de la Junta Central Electoral, salvo algunos detalles como la reubicación de mesas y colegios, sobre todo donde votaban personas con discapacidad o por vejez.
Por otro lado, no se percibieron desórdenes en los centros, pocas quejas durante el desarrollo del proceso, menos aglomeraciones de personas en las cercanías y lo mejor, un horario establecido y cumplido a cabalidad. Las cinco de la tarde fue propicio para que se diera inicio al conteo de los votos y los ciudadanos pudieran tener resultados a prima noche.
En cuanto a la asistencia de votantes, hay que decir que todavía los dominicanos continúan faltando a ese derecho que le otorga la ley para escoger a nuestros gobernantes. De acuerdo con el padrón electoral unos 8,145, 548 dominicanos tenían derecho al voto, de los cuales solo 4,423,640 sufragaron, lo que representó una abstención de un 45.69%, la más alta de todos los tiempos en términos porcentuales.
El Partido de la Liberación Dominicana volvió a sufrir una nueva derrota, y esta no fue sorpresa. Las encuestas habían pronosticado esos números. Fue el gran perdedor, quedando en un tercer lugar con un 10% de los sufragios. Mientras que Luis Abinader, reafirmó su posicionamiento como un presidente bien valorado, con el 57% de los votos, el gran triunfador.
El rechazo al PLD se reflejó en el Senado, donde no obtuvieron curules, tampoco el PRD que, por cierto, sacó solo 19,688 votos, quedó en un lejano séptimo lugar, por debajo de otros partidos minoritarios, lo que, a lo mejor, lo llevaría definitivamente a desaparecer. Esta sería la última participación que tendría esta organización política en un certamen electoral.
El caso Omar Fernández también hay que analizarlo en esta contienda 2024. Su candidatura tuvo aceptación desde el principio por la mayoría de los capitaleños y se impuso frente al candidato oficialista, el abogado Guiillermo Moreno.
Este joven que denota un talento heredado de su padre en inteligencia, prácticamente, se echó en el bolsillo al partido oficialista que quiso tapar el sol con un dedo el carisma desbordante y aceptación en los votantes de todas las edades. También hay que resaltar el excelente manejo que tuvieron sus asesores durante la campaña.
El PRM cometió el grave error de sustituir a la también talentosísima Faride Raful, actual senadora del Distrito Nacional, aspirante a repetir, por Guillermo, que llevó el peor revés, en ese sentido.
Guillerno le quedó muy corto a Omar y el partido azul lo sabía. Por eso la campaña intensa y agotadora que cargaron en los hombres parte de la dirigencia perremeista para tratar de posicionarlo.
Otros perdedores fueron altos dirigentes de la oposición que no pudieron retener la curul en el Congreso. Se trata de Bauta Rojas Gómez (Hermanas Mirabal); Dionis Sánchez (Pedernales), ambos con varios periodos consecutivos, y José del Castillo Saviñón (Barahona).