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Luis Fernández, en su cátedra sobre el rol que deben jugar los periodistas verdaderos, “remacha” sobre el tema.

Y precisa: “El periodista verdadero no puede darle tanto valor a un visado, como para autocensurarse cuando deba tratar tópicos sobre un país cualquiera.

El periodista verdadero no chantajea, amenaza ni alardea de tener datos para ayudar o para “joder” a quien sea.

El periodista verdadero no comparte informaciones con colegas que no han realizado un trabajo investigativo social, objetivo y esencial. El periodista verdadero no le teme al poder, ni a iglesias, ni a fuerzas militares, ni a potencias, ni a ricos ni a narcotraficantes”.

Los argumentos de Fernández son irrebatibles…porque están basados en lo que marca la normativa profesional del periodismo.
En mi libro intitulado Periodismo…Cuando la verdad no sea distorsionada (publicado en 2017), aparecen las siguientes líneas las cuales son coincidentes con el planteamiento de Fernández: “Si hay un elemento clave que todo periodista debe conocer es la objetividad. Ser objetivo al momento de escribir una nota, una simple crónica: Y es que el periodista, al redactar la noticia en cuestión no debe dejar ningún detalle. Cuando el reportero cubre un hecho, debe hacerlo siempre en función de la objetividad y, obviamente, cuando así lo hace está cumpliendo con los elementales postulados del periodismo profesional.

Cuando el periodista es objetivo escribe la verdad. El periodista que tergiversa los hechos -y periodistas con esa actitud subjetiva y negligente los tenemos por motones en el país- comete el más grave pecado en el ejercicio de tan noble oficio”.

Me adhiero a lo que expone Fernández cuando se refiere a “los periodistas verdaderos”.

Es que en República Dominicana, desde hace tiempo, el periodismo ha sido invadido por “enganchado” a periodistas.
Son quienes, con su ineptitud, desacreditan nuestra profesión y entonces pasan a ser invasores en los medios de comunicación.
Esos mismos individuos, “enmascarados periodistas”, han llegado al periodismo sin conocer el ABC de la carrera.

Y hasta -por desgracia- en ocasiones dirigen medios noticiosos. Esos tipos no son los periodistas verdaderos de los que habla Luis Fernández.

Lamentablemente, pese a que existe una ley que rige el ejercicio del periodismo profesional, esos enganchados a periodistas siguen su tránsito invasor por periódicos, revistas, medios radiales, televisivos y diarios digitales.

¿Cuándo podremos proclamar que –de verdad- en República Dominicana solo pueden ejercer el periodismo profesional los periodistas verdaderos?

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