Cuando el profesor Bosch me expresó hacia finales del 1997, que la movilidad social del país estaba como una soda batida en su botella, le respondí solicitándole una explicación a su afirmación, porque no entendía. Dijo, al batirse una botella de soda, las burbujas se mueven de abajo hacia arriba y en todas direcciones.
Desde 1963 al 2019 la población ha crecido de 3 millones 638 mil habitantes a 10 millones 358 mil; casi tres veces. En 1963 había 43 mil hombres más que mujeres; en el 2019 habían 6 mil mujeres más. Al pasar 56 años no ha habido diferencias notables por sexo.

“República Dominicana mantiene un crecimiento acelerado de urbanización, alcanzando en la actualidad un 78.7% de los cerca de 10 millones de habitantes viviendo en ciudades y el 21.3% en el campo. (Borrador Informe Nacional de República Dominicana. Tercera Conferencia de las Naciones Unidad sobre la Vida y el desarrollo urbano sostenible hábitat III, Santo Domingo 2016).

Ese es un indicador importante de movilidad geográfica, puesto que era invertido, iniciándose los años 60s. Esta movilidad está relacionada con el evidente crecimiento económico del país y puede verse en el Producto Interno Bruto. De 1973 al 1996 el PIB creció de 3 mil millones 344 mil dólares a 18 mil millones. A su vez, el crecimiento exponencial partir de 1996, llevado de esos 18 mil sobrepasó los 80 mil millones de dólares en 2019.

La movilidad social arrastra a la movilidad geográfica, y esta se ha manifestado de manera notable. Pero la movilidad social la provoca el crecimiento económico sostenible.
Es innegable que el desarrollo económico alcanzado ha transformado las ciudades convertidas en centros urbanos; ahí está el Gran Santo Domingo, el cual incluye la Provincia de Santo Domingo y el Distrito Nacional; en el Cibao se destaca Santiago. Todo sin referirnos a otros lugares.

Los jóvenes menores de 35 años han vivido y presenciado esas localidades citadas. La Provincia de Santo Domingo ha tenido un crecimiento sorprendente, al igual que Santiago; el DN no tiene para dónde crecer territorialmente, pero no caben sus habitantes. Estas ciudades se han urbanizado de tal manera que sus cambios por momento desorientan aun los que tienen décadas viviendo en ellas.

¿Por qué el profesor Bosch observó esta movilidad tan a tiempo, cuando apenas empezaba a desarrollarse en forma sostenible? Pues para mí se debió a su capacidad de ver los detalles de las cosas importantes; aún en su longevidad.

Esa súbita movilidad social se acelera cuando esa población recibe medios de comunicarse mucho más abruptos que su movilidad. Se trata del uso de los medios digitales de comunicación que se inician con la conectividad de internet y que luego, empezando este Siglo XXI se desarrollan los medios digitales.

Había comunicación por teléfonos cableados y donde no por telégrafo; la radio era un medio para un familiar reclamara la asistencia de otro lejano. Ni hablar de llamadas de larga distancia.

La población se apoderó de los medios digitales para comunicarse con sus familiares o en sus relaciones económicas.

En cambio, los partidos han sido trampolín para la movilidad social de sus propios dirigentes, cabe preguntarse ¿cuándo cambiarán para que el proceso político ofrezca coherencia y solidez a esa movilidad social que crea el desarrollo?

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