El Comité Político del PLD ha suplantado el rol constitucional del Congreso Nacional y, mediante diferentes recursos, usurpado la voluntad libérrima de la sociedad, en lo que constituye la evidencia medular del grave deterioro en que ha caído la institucionalidad democrática bajo los gobiernos morados.

Con todo ese antidemocrático poder, las alrededor de 40 personas que integran ese organismo, cuyas decisiones se resumen a la voluntad del presidente Danilo Medina, decidirían mañana si optan por el consenso construido alrededor de la conveniencia de que las primarias de los partidos se realicen mediante el voto de sus militancias, con sus respectivos padrones, o si se abren a que sus candidatos los escojan votantes extra partido.

El exvicepresidente de la República Rafael Alburquerque ha alertado que de ser realizadas las primarias con el padrón abierto, podríamos estar asistiendo al fin de la existencia de los partidos y del actual sistema político nacional.

Parece una exageración propia de parte interesada. Pero lean la opinión especializada e imparcial de Servio Tulio Castaños Guzmán, vicepresidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia: “Cuando nos referimos al mecanismo que se debe diseñar en el tema de las elecciones primarias, nosotros estamos de acuerdo con que el padrón sea cerrado y no abierto, porque las veces que se han celebrado a lo interno de los partidos primarias con padrones abiertos eso ha traído
como consecuencias la división”.

Ratificando los términos de una resolución de la Dirección Ejecutiva del PRM, sus diputados han puntualizado que deben ser los militantes de cada institución política quienes elijan sus candidatos a posiciones de Estado, y no permitir que miembros de otras fuerzas participen en la escogencia.

Al tocar el tema, el presidente de la JCE, Julio César Castaños Guzmán, se fue en elogios al sistema de primarias de los partidos Demócrata y Republicano de los Estados Unidos, país que pese a los defectos que pueda tener el sistema democrático, es el modelo por excelencia que tenemos en nuestros países.

Por los retrocesos antidemocráticos en que los gobiernos del PLD han sometido al país en los últimos lustros, y sobre todo por el nocivo uso de los recursos estatales para decidir la vida interna de los partidos, de lo que precisamente se han acusado alternativamente el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández, el país aún no está en condiciones de abrir las urnas de sus elecciones internas al designio de todo el que pueda ser llevado a votar en ellas.

Aún no estamos preparados para evitar que luego de la elección partidaria de las candidaturas, alegue alguien que “me venció el Estado”.

Imponer los padrones abiertos mañana en el Comité Político del PLD sería una forma de reconocer la tendencia peledeísta en el poder que ya no cuenta con el favor de la mayoría de la militancia de su partido, y que necesita refuerzo externo para imponerse.

Pero sería también, y esto es más grave, darle una estocada mortal a lo que aún nos sobrevive de democracia, y que podría tener un costo lamentable para todo el país, y en especial para sus auspiciadores.

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