En las tertulias, los amigos solemos hacernos preguntas como forma de divertirnos y aprender algo. Hace días nos reunimos para tales fines. En esa ocasión (de vez en cuando aparece uno que intenta dañar el ambiente), el licenciado Sutanito, con tono inadecuado, inició la tanda. ¿Cuál ha sido el intercambio de cartas más breve de la historia y el título de canción más corto y más largo que conocen?
Para disque ayudarnos, señaló que la primera respuesta era fácil, no tanto las demás, donde quería que lo rebatieran, ya que era un erudito. Como guardamos silencio, nos respondió con cierto aire vanidoso.

“Víctor Hugo, el célebre poeta francés del siglo XIX estaba de vacaciones cuando fue publicada su obra Los miserables.
Naturalmente, anhelaba saber cómo iban las ventas, pero no estaba por escribir mucho, así que se dirigió a sus editores con el signo de interrogación: ‘?’. Los destinatarios comprendieron de inmediato y no se quedaron atrás, contestando con el signo de admiración: ‘!’. El libro fue todo un éxito”, concluyó. Continuábamos callados.

Y ahora, más encumbrado en su engreimiento, preguntó: “¿han escuchado la melodía que dice ¿‘y qué hiciste del amor que me juraste y qué has hecho de los besos que te di’? Pues son parte de las letras de una canción compuesta por el dominicano Manuel de Jesús, interpretada por grandes artistas de nuestro continente. Se titula Y.”. De nuevo nuestras bocas cerradas.

El licenciado no paraba. “Amigos, ahora los reto a que me digan un título de canción más largo que el siguiente, es de Joan Manuel Serrat, uno de los mejores cantautores hispanoamericanos de todos los tiempos: “Uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer a un tipo que un día fue feliz”.

El mutismo seguía reinando en el ambiente, hasta que uno observó que en la vida lo ideal es “ni poco ni demasiado”, tratando de variar el tema y frenar un poco al prepotente. De inmediato le pregunté a Sutanito: “¿sabes que Ni poco ni demasiado es el título de una canción del argentino Alberto Cortez? El licenciado se quedó en el aire. Le había roto el guion.

Me despedí indicándole que el coro de la canción es “Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida”, y que usted, sabihondo, no se había medido, además de que tenía memoria de papagayo, porque repitió esos temas culturales que ya habíamos discutido en su presencia, donde usted no opinó porque no entendía nada. De inmediato todos, con nuestras miradas, decidimos no invitarlo más. (Aunque el pasado relato es inventado, refleja mucho lo que es la condición humana).

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