En la sede de las Naciones Unidas se ha estado gestando desde hace dos años, sin mucho ruido pero sin pausas, un “Global Compact on Migration” o Pacto Global Migratorio, teniendo como base la Declaración de New York sobre Migrantes y coordinado principalmente por el Alto Comisionado para los Refugiados, con la intención de que sea firmado por los países miembros el próximo 11 de Diciembre en la cumbre que se llevará a cabo en Marruecos.El documento, consistente en 34 páginas de una prosa retórica y llena de trampas que no distingue entre inmigrantes que entran a un país de forma ilegal y aquellos que lo hacen por las vías correctas, alegadamente pretende proteger a indocumentados y entre otras cosas garantizarles servicios básicos, pero de la peligrosa forma en que está redactado, cónsona con la política populista de “puertas abiertas” de la ONU, comprometería las fronteras y la soberanía misma de los estados firmantes.

Es por esto que los presidentes de varios países han sido muy enérgicos en asegurar que no van a firmar el acuerdo y en advertir sobre las posibles consecuencias del mismo, como Estados Unidos, Israel, Australia, Hungría, Polonia, entre otros. También, hay una gran cantidad de países cuyos representantes ante la ONU han establecido que aún están indecisos respecto a la firma por tener la pieza numerosas incompatibilidades con su legislación y política migratoria y en algunos lugares como Chile se han organizado marchas ciudadanas y protestas ante el pacto por entenderlo como un atentado a la soberanía.

Incluso en redes sociales como Twitter se ha difundido el hashtag #noalacuerdomigratorio y ha sido tendencia en las últimas semanas en varios países de América Latina y hasta en países de Europa como Italia.

En República Dominicana, país que se encuentra en la lista de los que van a firmar el Global Compact el próximo 11 de Diciembre, muy pocas personas sabían sobre este acuerdo por el hermetismo con que se ha manejado el tema y no fue hasta hace unos días, cuando la ONU publicó en su portal el borrador final después de las negociaciones, que algunos medios obtuvieron la información.

Si el gobierno hace un análisis comprensivo y profundo de los detalles del pacto constataría que es entreguista, y que firmarlo, por el peso político del acuerdo, en nada beneficiaría al país y podría traer graves repercusiones para la política migratoria. Lo sensato es que República Dominicana diga NO a la firma del Global Compact.

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