Hace días una persona, que de ningún modo es un asno bípedo, envenenó 12 burros en una fina de Santiago Rodríguez. Las imágenes se hicieron virales. Fue noticia en los principales diarios. La gente reaccionó con indignación. Eso me alegró, pues es una prueba de que avanzamos como país.

El posible autor fue apresado y sometido a la Justicia. Espero que en la audiencia estén presentes muchos sectores relacionados con el tema. Si acusado fuera hallado culpable, la sentencia debe servir de ejemplo para la sociedad.

Recordemos que muchos de los grandes torturadores y asesinos en serie de la historia, en su infancia maltrataban a los animales. Era un reflejo de lo que serían de adultos. Si desde que nacemos se nos enseña a amarlos y respetarlos, creceremos siendo mejores personas y más solidarios y útiles para la patria.

Sin dudas, poco a poco nos vamos educando al respecto. En el pasado, por ejemplo, era común que algún niño, de buena fe, le “entrara a pedradas” a toda ave que se le apareciera; si veía al lagarto en el árbol, de inmediato buscaba la manera de cazarlo y hacíamos experimentos dolorosos con animales mayores, como ratones y gatos. Hoy el cambio ha sido tal, que nuestros parques están repletos de palomas, sin nadie que “las moleste”.

Y contamos con grupos de presión y particulares comprometidos, que trabajan para que cese el abuso y la crueldad contra los animales, incluyendo los que deambulan en las vías y en los espacios públicos. Las redes sociales son quizás el medio por excelencia que utilizan.

Nuestro país cuenta con la Ley de Protección Animal y Tenencia Responsable que tiene por objeto establecer las obligaciones del Estado para la protección animal, prevenir y erradicar todo maltrato y actos crueles que los martiricen o molesten, velar por su salud y bienestar, y fomentar y promover la conciencia social en cuanto a su protección y cuidado.

La ley es bastante completa. Destaco que señala las obligaciones de los dueños de animales domésticos, que deben ser mantenidos en el hogar en condiciones de higiene adecuados para su salud y la de la familia.

Nuestra conducta hacia los animales revela lo que somos. Tampoco debemos quedarnos pasivos si notamos que se abusa contra ellos. Nos decía Mahatma Gandhi: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden juzgarse por la forma en que sus animales son tratados”.

La muerte de los burros nos enseña que debemos seguir educándonos para respetar y valorar la vida de los animales y para no comportarnos como ellos. Nosotros los humanos se supone que tenemos conciencia, por lo que no nos luce rebuznar.

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