Desde hace tiempo tenemos la necesidad de unirnos alrededor de propósitos comunes, dar saltos cualitativos y cuantitativos y salir del atraso y avanzar hacia el desarrollo integral.

El sectarismo de nuestra clase política nos ha impedido ver que, en un tramo tan corto como 60 años, pasamos de la tiranía a la libertad y de la sociedad rural a la urbana, concentrando nuestra población en unas pocas ciudades sin planificación y la adopción de previsiones apropiadas.

Sin establecer un ordenamiento superestructural, criterios para asentarnos como país moderno, ni infraestructural, base material que sustenta las ideas, planes y programas.

Hemos tenido logros notorios en la lucha contra la pandemia de COVID, en la resiliencia económica, enfrentando la corrupción, fortaleciendo la institucionalidad democrática, avanzando en el sistema judicial, y en materia de libertad de prensa, reconocidos por propios y extraños.

Pero los rezagos que nos generan los déficits fiscales arrastrados por décadas; los subsidios sociales y a las empresas por el paro pandémico; enormes gastos en salud; aumento de precios de combustibles; y el hoyo eléctrico, etc., han agachado las inversiones públicas significativamente, mientras con el aumento de la población se ha potenciado la urgente necesidad de servicios.

El gran rezago han sido principalmente responsabilidad de las incesantes porfías y el sectarismo de la clase política, que obstruyen la concertación de políticas públicas que aseguren adecuados servicios públicos y reduzcan la pobreza y la desigualdad.

El presidente Abinader ha ideado renegociar la concesión de los aeropuertos estatales para obtener unos 2 mil millones de dólares que permitirán hacer importantes obras que mejorarán sustancialmente la calidad de vida de millones de dominicanos al tiempo de modernizar las terminales aeroportuarias, sin sumar endeudamiento.

Garantizan la transparencia del proyecto la escrupulosidad del presidente Abinader al frente del gobierno y el prestigio y capacidad de las personalidades al frente de la comisión que negoció la ampliación de la concesión con la firma francesa VINCI Airports, que opera los aeropuertos de Aerodom.

Se ha expresado preocupación de que producto del contexto electoral en que nos encontramos el proyecto podría ser afectado. Pero de ser así nunca haríamos nada porque aquí siempre estamos en campaña.

Hoy como ayer, las fuerzas productivas han cumplido su rol. En más de 5 décadas han mantenido un ritmo de crecimiento económico por encima del 5% en promedio, y ayer nomás el Conep adelantó que para el próximo año invertirán 30 mil millones de dólares y de 2024 a 2028 crearán 500 mil empleos.

La iniciativa privada sigue haciendo el trabajo, ahora sólo falta que la clase política aproveche esta oportunidad para sacudirse de su desprestigio y fallas y y opere esta vez en beneficio del pueblo.

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