Dos eventos han copado la atención pública de los últimos días: a) la publicación-libro o decálogo de encartados y delatores- sobre el proceso judicial “Calamar”, bajo los auspicios de la “organización civil” Participación Ciudadana (lo que parece parte o pieza de una estrategia política-electoral, por más que se quiera disimular, que pretende construir percepción pública de condena mediática sin sentencia -¡algo insólito!-); y b) la más reciente encuesta Gallup, con más incongruencias que hallazgos que pueda ocultar el sesgo o manipulación política-mediática. Sin embargo, desde cualquier perspectiva, ambos eventos perjudican a dos: un gobierno-candidato que quiere reelegirse -con la misma encuesta diciendo que no es posible- y a un expresidente cuya tasa de rechazo prefigura lo predecible…

Por todo ello, nos preguntamos: ¿no procedía mejor, en el caso de PCiudadana, dejar que el periodismo, aún en su estado actual -de excepción, bajo sospecha o de escasa imparcialidad- hiciera o cubriera, de la mejor manera, su trabajo; y luego con sentencia, escribir un libro de rigor y sin sesgo político-coyuntural; y desde la firma Gallup, esperar y no arruinar su bien ganado crédito público?

Y para hacer más risible el asunto, los representantes o protagonistas de ambos eventos, no han sabido escurrir el bulto o yerro; y ante la estrategia descubierta, uno -PCiudadana- no deja nada a la imaginación, y el otro -Gallup-representante, como el prologuista de la “era trujillista”, leyó pero no escribió (a quién: ¿A papá?).

En el fondo o la superficie, con ambos eventos, queda evidenciado, hasta el tuétano, que en nuestro país ya no existe la otrora “clase silente” -aquella que tantos “triunfos” le dio al “Padre de nuestra Democracia”-. Incluso, el segundo de los eventos -la encuesta-Gallup-, dejó, de cara al país, a un comunicador impoluto de regreso a 2020 (su otrora activismo político-electoral); a pesar de sus golpes en el pecho y críticas actuales…

Y todo se sintetiza o parece indicar que estamos ante la ejecución o puesta en escena de un libreto-teatro (Lowfare); y volvemos a preguntarnos -como tantas veces-: ¿qué gana el país? !Nada!
“!Cosas veredes, Sancho….!”.

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