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El periodismo que se ejerce en República Dominicana -y resaltar el que hemos vivido desde tiempos inmemoriales- ha contado con eficientes redactores a quienes podemos calificar como “paradigmas del buen escribir”.

Hablo de periodistas con talento, especialmente a quienes les ha tocado laborar en la exigente prensa escrita, la que se asienta en los periódicos de papel.

Recordemos que los periódicos impresos, aunque el escepticismo dice que “pronto van a desaparecer”, es el que marca la historia de las sociedades.

En meses pasados, en este mismo espacio, publiqué una serie de artículos en la que destaqué a una treintena de periodistas (veteranos de décadas pasadas y de esta época) que han enseñado, sin dejar “colar” errores” en su redacción, cómo debe trabajar un eficiente redactor a todos los niveles.

En el trabajo de ahora, que lo divido en cuatro entregas, no hay citas de nombres (de periodistas capaces) en específico, en razón de que el propósito de ahora es exponer -en función de una crítica educativa o académica- los “gazapos” que se filtran en los medios de comunicación y la falta de conocimiento concerniente a las normativas del periodismo profesional.

Pero lo más negativo, que observamos en crónicas escritas -en el periodismo de día a día- se les atribuye a periodistas de estos tiempos.

Es decir, la falta de conocimiento que tienen de la normativa de nuestro lenguaje. ¡Del rico lenguaje castellano!

Al escribir este trabajo no es mi propósito referirme a todos nuestros colegas redactores o reporteros.

Porque también en el periodismo tenemos a capacitados redactores que, además de que tienen claro conocimiento de lo que es su oficio, trabajan con una redacción límpida. ¡Es que conocen las reglas elementales de nuestra gramática!

La gramática, como lo precisan todos los textos del periodismo, es la principal herramienta con la que debe trabajar el periodista. Saber escribir es lo fundamental en un periodista.

Todo periodista, por necesidad, debe tener pleno dominio del lenguaje. Está en la obligación de comunicar al lector -si se trata de la prensa escrita, revista o diario digital- los hechos sin ninguna “pifia”. Hacerlo para que se lea con claro entendimiento, sin ninguna distorsión.

Escribir bien es indispensable para llevar al lector la información veraz y limpia. Para los medios de comunicación es el principal objetivo…y, además, es lo que permite informar con objetividad.
Preciso: ¡No se puede informar con objetividad si no se aplica el buen uso del lenguaje!

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