Los acontecimientos sangrientos en la última quincena del mes de julio del 2021, no dejan lugar a duda alguna, de que la montaña de muertes violentas es la mejor prueba, de que ha llegado la hora de ponerle un punto final a esta espiral de violencia, ocasionada por las armas de fuego en manos inadecuadas, en manos de la población civil de la República Dominicana.

Al hojear la prensa, ver los noticieros, revisar los portales de los medios online, o ver las noticias de provincias, te darás cuenta del aumento de homicidios por el uso de armas de fuego. Mueren mujeres (la mayoría), hombres, niños, jóvenes, adultos, amas de casa, policías, civiles, obreros, estudiantes, tristes, alegres, urbanos, campesinos, en fin, una epidemia de violencia armada.

No es momento de disquisiciones estadísticas ni de lamentaciones oficiales y mediáticas. Es el momento de tomar decisiones, sin temor ni favor, es el momento de parar en seco la matanza. No estamos en guerra, tenemos una guerra no declarada de los más violentos contra los amantes de la paz y de la vida. No es tiempo de discursos sin sentidos y palabrerías politiqueras estridentes, para que otros actúen, ni de sensiblerías ante los cadáveres de mujeres que nunca debieron ser víctimas de la violencia, es el tiempo único de eliminar las armas de fuego de las manos de la población civil, para comenzar.

Solo, y únicamente, tomando una firme decisión de sacar de las manos de los civiles las armas de fuego se podrá detener esta ola de violencia y muertes que asola el país. Es el momento de retomar el control de las armas de fuego, por las fuerzas del orden público. Las armas deben estar en las manos de quienes la constitución y el ordenamiento legal de la nación, pone a cargo.
Cualquier persona no puede tener bajo su custodia un arma de fuego. La errada interpretación del uso legal de un arma de fuego, recogen estos resultados que nos estremecen. ¿Quién ha dicho que un cargo público debe venir acompañado con un arma de fuego? ¿Quién ha dicho que vender un arma de fuego, debe ser un negocio lícito? ¿Quién ha dicho que portar un arma de fuego, me librará de una acción armada en mi contra?

Existe una cultura del miedo, que ha incrementado las ventas de las armas de fuego, sin embargo, la seguridad personal y familiar, no radica en tener un cañón en tu casa, al contrario, a veces, es la invitación a que en tu contra se desaten los demonios de la violencia. A veces la seguridad que deseamos y demandamos, se encuentra muy lejos de tener un arma en la cintura, o en la gaveta del carro o debajo de la almohada. Otros factores se necesitan para obtener un ambiente de seguridad plena.

Si el asunto, luce complejo, la determinación de establecer permiso cero a las armas de fuego en manos de civiles debe ser clara, firme, sin ambages y determinante, ya que la vida humana, nos invita en esa dirección. No se trata de entrar en análisis de comerciantes, superficiales, para dejar todo en el mismo lugar, esas muertes de inocentes nos piden a gritos que iniciemos una cruzada en contra de las armas de fuego en manos civiles. Solo debemos de pensar en los que fueron asesinados y los que podrán salvar sus vidas, si comenzamos ahora a poner cero permisos a las armas de fuego en manos de la población civil.

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