La neurociencia ha comprobado la plasticidad del cerebro para conectarse con el entorno y desarrollar su constitución y transformación, desde edad temprana. “El cerebro posee una extraordinaria plasticidad neuronal en cuanto a su conectividad y función en todos los niveles de organización. La plasticidad neuronal se refiere a los cambios que ocurren en la organización del cerebro en áreas neocorticales y en áreas relacionadas con la memoria como resultado de una experiencia”. (Juan Larbán Vera. “Autismo temprano, neuronas espejo, empatía, integración sensorial, intersubjetividad”. 2012).

El autor afirma además que: “…gracias al estudio anatómico-funcional del cerebro humano nos permiten comprender que no solamente es modelable el desarrollo cerebral a través de la influencia ambiental sino que además, se ha descubierto que la producción y regeneración de las células del sistema nervioso central (neurogénesis) no es patrimonio exclusivo de la infancia y adolescencia como se creía antes; ocurre en el adulto, y puede persistir en la vejez. Durante el desarrollo fetal el ser humano crea muchas más neuronas de las que necesita, por lo que las que funcionalmente resultan superfluas mueren. Esta muerte neuronal puede alcanzar a entre el 25 y el 75% de las neuronas creadas”.

Estos hallazgos transforman la educación, dejando atrás la insostenida creencia de que la educación debe empezar a los 5 años. Es ahí donde entra la Neuropedagogía, para lo que se debe tener líneas esenciales.

Formación del docente

El desarrollo de la arquitectura del cerebro del niño, es vinculante a la experiencia que interactúe, por lo que se requiere de creatividad y dominio del método para el proceso enseñanza aprendizaje.

El docente debe tener dominio profesional y gozar de autoridad por su preparación y vocación. Debe estar en capacidad de organizar el currículo, sujeto a un marco conceptual, para alcanzar metas establecidas.

Sus obligaciones docentes en el aula deben ser más reducidas que las dedicadas a preparar sus lecciones personalizadas y del grupo, así como su participación académica con los demás docentes.

Personalizar la educación

La flexibilidad para disponer de la reorganización curricular, permite personalizar al educando con necesidades especiales y aumentar las oportunidades de éxitos y aprendizaje en el niño receptor. Esa personalización del aprendizaje permite al docente observar los efectos del desarrollo del niño.

El proceso enseñanza aprendizaje, en un ambiente donde el docente individualiza al educando, conduce a premiar la creatividad, la inventiva, el emprendimiento y la colaboración, tanto en el educador como en el educando.

Nada de calificaciones

La educación inicial no es para ser acompañada con calificaciones, mucho menos exámenes, sino con evaluación observada y escrita del profesor sobre cada niño a su cargo, que recoja sus recomendaciones y necesidades conforme a las debilidades y fortalezas.

Eliminar las tareas en la casa

En el proceso educativo es de mucha importancia el descanso del niño. No se trata sólo del receso en el aula para socializar, sino que las tareas deben hacerse en el aula, no en la casa.
Especialmente en países como el nuestro con un porcentaje importante de familias excluidas.

Investigaciones realizadas entre una diversidad de países, sobre las tareas en la casa arroja un alto nivel de toxicidad en el infante, por lo que la Organización Mundial de la Salud ha recomendado suprimirla.

“Si hace poco el aviso llegaba de la OCDE, que advirtió de que los deberes escolares contribuyen a aumentar las diferencias entre alumnos ricos y alumnos pobres, ahora es la OMS la que alerta contra el riesgo que suponen las tareas encomendadas en el colegio. La Organización Mundial de la Salud ha constatado que el porcentaje de estudiantes españoles que sufren estrés por culpa de los deberes es de los más altos de Europa. De hasta el 70% en las chicas de 15 años. Y esa presión, señala la misma OMS, se traduce muchas veces en “un incremento de patologías como los dolores de cabeza, dolores de espalda, malestar abdominal y mareos”, así como de los “estados de ánimo que llevan a los chicos a sentirse tristes, tensos o nerviosos”.

La incidencia de los deberes sobre la salud aumenta a medida que los alumnos crecen, informa la OMS en su última encuesta realizada a jóvenes en edad escolar, en la que han participado algo más de 11.000 estudiantes españoles. A los 11 años, un 34% de los niños y un 25% de las niñas afirman sentirse presionados por los deberes. A los 13, las chicas (un 55%) pasan por delante de sus compañeros masculinos (un 53%) cuando se les pregunta si las tareas escolares les provocan estrés. A los 15 años, cuando ya están terminando la educación obligatoria, un 70% de las chicas dicen sentirse angustiadas por los deberes frente al 60% de los chicos. Eso coloca a los españoles, que según la OCDE dedican una media semanal de seis horas y media a hacer trabajos escolares fuera del horario del colegio, como los cuartos más estresados de Europa” (MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA 2016)

Es de fácil comprensión que convertir la educación en una intensa y saturante actividad, aleja a los niños y a los adolescentes de su interés. Por razones lógicas el descanso en el hogar debe ser respetado y, en todo caso, orientar a actividades de socialización o extra curriculares al educando, contribuye a su desarrollo.

Sin borrador y tiza

La educación digital coloca a los profesores al uso de pizarras digitales, tabletas, móviles y otros medios, para interactuar con el educando. Los libros son progresivamente en líneas y las bibliotecas se han convertido en portales electrónicos de fácil y ágil consultas.

Si de algo requieren los docentes es de actualización continuada de los medios digitales y sus aplicaciones, para lo que el sistema educativo debe ofrecerles todas las facilidades.

El entrenamiento digital es un componente a ser incorporado en la formación de los maestros. Hasta el próximo viernes.
Eseeee.

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