Dice un viejo refranero que “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista” y, aunque Pedernales aún no tiene un siglo de fundado, ha llegado la hora de dejar el amargo pasado e iniciar por el sendero de cambios hacia un futuro provisorio.

La decisión del Gobierno de volcar la mirada para explorar las virtudes de “Mi Sur Agreste”, se convierte en la más oportuna ocasión de mostrar al mundo la belleza, la pureza y la grandeza de Pedernales, sus playas y su gente.

La inversión inicial de unos 2,800 millones para un mejor sistema vial y el levantamiento de infraestructuras turísticas en la más hermosa y segura playa de la región del Caribe, Bucanye, es una decisión inteligente y un chance para este pueblo que jamás había sido tomado en cuenta, más que para llevarse sus riquezas.

De niño disfruté de manera inolvidable de las tibias aguas, blancas arenas, las inocentes criaturas del mar, además del Hicaco, la uva de playa y otros recursos propios de este paradisiaco entorno y, de seguro, que ningún ser humano que entre podrá resistirse a sus encantos.

Por fin, Pedernales está en camino de una gran oportunidad y ante la posibilidad de convertirse y el mayor paraíso que pueda exhibir nuestra frontera de alrededor de 320 kilómetros de largo.

La conversión de Pedernales, sus playas, Pelempito, la Laguna de Oviedo, las aguas subterráneas, el Olivar, la Cueva de Jinagoza, La Piedra, Pasucena, Bahía de las Águilas y otras maravillas de este rincón hermoso legado por la naturaleza, seguro que rendirá los frutos.

Ahora solo falta que la inversión sea limpia, equilibrada, sana, sincera, el apoyo oficial y los propios pedernalenses, se sumen con entrega, a la hermosa tarea de convertir a esta olvidada provincia, en una verdadera perla de la región. Todos somos responsables de convertir este largo sueño, en la más hermosa realidad. ¡Por fin Pedernales!

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