Para nadie es un secreto que la Policía Nacional, desde hace décadas se ha ido convirtiendo en una estructura incontrolable y, muchas veces, en un terrible dolor de cabeza para los gobiernos, debido a desarrollo de grupos de interés a lo interno.
La antipolicía es un problema real a lo interno de esa institución, la cual actúa para dañar gestiones que afecten a determinados grupos o para hacerle la vida imposible a cualquier gobierno que trate de mejorar, de transparentar o producir los cambios que eleven la imagen y la operatividad de los agentes.

A veces, para lograr el ascenso de grupos que obedecen a determinados colores partidarios y a decisiones de carácter político, la antipolicía se activa como al parecer está ocurriendo ahora, que se habla y actúa en procura de una genuina reforma policial. Las medidas anunciadas por el presidente Luis Abinader constituyen un gran paso.

Es incontable el número de personas que han perdido la vida por tortura, exabruptos policiales, en intercambios de disparos, justificados o no, por encargo, venganza y otras modalidades, cargando el dado al gobierno de turno.

En los 12 años de Joaquín Balaguer, en la gestión de Antonio Guzmán Fernández, Jorge Blanco, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, este tipo de comportamiento ha dado de que hablar poniendo al país en la mira de organismos internacionales en forma negativa.

Incluso, como se publica, sólo en la gestión de Guillermo Guzmán Fermín, entre 2008 y 2010, los fenecidos a manos de agentes de la Policía superan las tres cifras, algunos estiman que, unos 1,300 a 1,400 ciudadanos perdieron la vida por esa vía. Nadie enfrentó el problema ni lo atribuyó al gobierno directamente.

Ahora bien, en esta ocasión, cuando se ha tomado la decisión de cambiar las cosas en ese poderoso entramado, es sospechosa la muerte de al menos tres civiles en poco tiempo. Esto indica, que se quiere hacer saltar al actual jefe de la institución o afectar al presidente Luis Abinader, ya sea por encargo político o por boicotear la reforma. Hay que parar esto.

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