Eran las tres y unos minutos pasado meridiano del miércoles 28 de julio estando en Viamar de la Máximo Gómez, esperando el chequeo rutinario de mi vehículo, con unas seis o siete personas en el salón de espera. De repente, en un chat de WhatsApp de mis amigos, se dice que ¡murió Johnny Ventura! Chequeo la prensa y nada. Le pregunto a los que se encontraban presentes: ¿no saben nada? Al verlo de nuevo en otro chat lo repito, y alguien expresa: “Es verdad la noticia. ¡Qué pena!, ha fallecido la leyenda del merengue”.

Nunca había visto correr tan rápido una triste noticia como la de ese día. El primero en decirlo fue Héctor Acosta (el Torito) en su cuenta de Instagram, afirmando sobre el deceso del padre del merengue; luego los demás artistas, y en segundos estaba por los periódicos nacionales. Nuestra música está de luto, los dominicanos también, y hasta en una estación del metro de Alemania se dio la información. Otros países se hicieron eco de la misma por su honradez y disciplina en vida.

No he visto una muestra de dolor para un artista como la que el pueblo dominicano le mostró al cantor de ‘’Yo soy el merengue’’.
Tres días de duelo decretado por su excelencia, el señor presidente Luis Abinader, merecidísimo por todos sus aportes a la música, un sentimiento hermoso y solidario, pues nos entregó alegría y diversión. El merengue es la música con la que nos identificamos en el mundo y Johnny Ventura era el más consistente merenguero y lo será por vida pues su legado musical quedará en nuestros corazones.

En esos días vi por las redes, específicamente la Unesco y otras misiones y representantes diplomáticos, presentes a la firma del libro de condolencias al país por el fallecimiento de nuestro Johnny Ventura.

Recuerdo un día que Ramón Orlando Valoy, gran músico y compositor expresaba que nuestro merengue estaba débil porque no ha nacido un artista como Johnny, Fernandito, y otros, y le daba cinco años de vida. Y luego los Hermanos Rosario expresaron que hay que legislar para que suene el merengue.

Ahora bien, la pregunta de inicio de este artículo no la hace quien escribe (¿Qué quería Johnny Ventura?), más bien es de Ramón Orlando Valoy, que a través de sus redes expresa que el merengue no suena y que el gobierno tiene cuatro emisoras y, propone, que dos de ellas estén 24 horas tocando merengue y bachata, pues de esa manera el pueblo escucharía su música. Sin embargo, hay emisoras de salsa 24 horas tocando ese género musical.

Para terminar, eso era lo que quería Johnny Ventura, nos lo dice otro maestro de la música, que el merengue suene por todas partes, y es lo que queremos músicos y no músicos, que nuestra identidad se escuche en las emisoras para que el pueblo la disfrute. ¡Eso quería el Caballo Mayor! ¡Gracias don Johnny,
usted será siempre el merengue!

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