Para mí es un honor estar aquí esta tarde donde se reconoce el talento, el aporte a la sociedad de tantas mujeres, que siendo amas de casa, esposas y madres, lograron con esa cualidad que las distingue, distribuir sus talentos en varios aspectos de la vida.

Somos un país de una historia rica, mujeres que han dejado su impronta haciendo aportes a nuestra cultura, a la identidad como nación, a nuestra educación, al arte, al deporte, a la justicia y al servicio social.

Hablar de cada una de ellas es hablar de la República Dominicana, nuestra grandeza, nuestras luchas, nuestros retos, el ejemplo a las generaciones presentes que sin el aporte de muchas de ellas hoy no seríamos un modelo para muchas otras naciones que pueden haber tenido mujeres ejemplares, pero ningunas como las nuestras.

María Trinidad Sánchez y Concepción Bona que confeccionaron nuestra primera bandera. Manuela Diez, Rosa Duarte, madre y hermana de nuestro Padre de la Patria, lucharon sin límites para lograr la añorada liberación de yugo opresor.

Mujeres luchadoras, ¿cómo no recordarlas hoy, más que nunca?, donde de nuevo nos divide no el cobro de un impuesto que pagamos con sangre para satisfacer el que hacía una gran potencia como compensación al vecino por haber exigido su libertad. Hoy, sumidos en el caos y la indiferencia de las mismas potencias internacionales, pretenden rebatarnos nuestra naturaleza.

Juana Saltitopa, Ana Valverde, Josefa Antonia Pérez, sus luchas, coraje y aportes económicos para lograr que ese 27 de Febrero de 1844 poder gritar que éramos libres e independientes de toda dominación extranjera.

Heroínas como las Mariposas, que desde su apartado lugar de nacimiento, Ojo de Agua, Salcedo, iniciaron movimientos de protesta contra la tiranía de Trujillo y no sólo las recordamos los dominicanos, porque gracias su sacrificio y para que nunca se nos olvide el cobarde acto en el que perdieron la vida, cada año se celebra el 25 de noviembre el día de la Eliminación de la no Violencia contra las Mujeres.

Mujeres que han enriquecido nuestra identidad nacional, nuestra cultura, cómo olvidar a nuestra Soberana Casandra Damirón, su canto, su baile, su pasión por el folklore. Nuestra actriz María Montez llegó hasta Hollywood, con películas exhibidas en Estados Unidos y Europa y una belleza que la llevó a ser conocida como la “Reina del Technicolor”.

En la pedagogía, la literatura, la historia cómo no hablar de Salomé Ureña, murió muy joven, pero con el tiempo suficiente para trabajar por la educación de las mujeres y su pasión por la poesía. Nuestra querida Ivelisse Prats Ramírez estudió como muchas jóvenes de su generación en el Instituto de Señoritas Salomé Ureña, educadora y política. La primera mujer dominicana en presidir un partido político.

Piky Lora, dirigente estudiantil, guerrillera, política, presa política, pero donde dejó su sello personal fue en su pasión por la titulación de las tierras, el derecho a la propiedad del campesino. Estoy seguro de que nuestras montañas aún repican su nombre.

Isabel Mayer, amiga de políticos, Trujillo, Cáceres, Vásquez, primera mujer en ocupar una posición en el Senado, luchó por el voto de la mujer y se le reconoce el esfuerzo por el desarrollo de su provincia Montecristi. Por igual, Josefa Sánchez de González, profesora de profesión, luego de aprobarse el voto de las mujeres se convierte en una de las primeras en alcanzar un escaño como diputada por el Partido Dominicano, único partido político durante la dictadura de Trujillo.

Ana Teresa Paradas, primera mujer en graduarse como abogada, profesión que sólo podían ejercer los hombres, a tal punto que se le impidió ejercer por varios años. Luchadora contra la intervención norteamericana del 1916. Altagracia Mélida Frómeta, también ejerció el derecho para lograr convertirse en la primera mujer en ocupar la posición de jueza al asumir en la Corte de Apelación de San Cristóbal.

Andrea Evangelina Rodríguez Perozo, a pesar de haber sido la primera mujer en graduarse en medicina, honor que no le fue otorgado posiblemente por sus ideas contra el régimen de Trujillo que la llevaron a ser torturada y abandonada en un camino donde murió insultando al tirano y su régimen opresor.

Nuestras mujeres no dejaron de destacarse también en el deporte. Divina Estrella y Teresa Duran. La primera conocida como la “bala de la pista”, ganadora de premios en las Olimpiadas de Montreal 1976, ganadora de cinco medallas de oro en los Juegos Deportivos Nacionales de 1977; y Teresa Durán, extraordinaria en el baloncesto, demostró su calidad en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1982. En los mismos juegos del 1990 quedó líder en puntos y gracias a su extraordinario desempeño logramos la medalla de bronce en dicha disciplina.

Florinda Soriano, Mamá Tingó, asesinada a avanzada edad por el capataz del terrateniente Pablo Díaz, fue una defensora del derecho de la tierra de los campesinos. Integrante de las Ligas Agrarias Cristianas, su nombre siempre será asociado a la lucha por las tierras del hombre del campo. Su asesinato consternó a todo el país que luchaba por la aplicación de las leyes agrarias, promulgadas por el presidente Balaguer y que generaron fuertes enfrentamientos entre campesinos y terratenientes.

María Altagracia Pérez Pintado, de apariencia débil, pero de fuerte determinación, quiso estudiar derecho, pero su padre y su novio, más tarde su esposo, se opusieron. Las mujeres, según ambos, estaban para dedicarse a los hijos y a la cocina. La cocina no se le dio muy bien, a pesar de la determinación de los hombres en su vida. Ha sido una madre excelente, tanto que, al enfermar el primero de sus hijos de polio, dedicó sesenta años de su vida a crear una institución para aquellos que no tenían la suerte económica de su familia y poder recibir atenciones médicas de calidad en el país.

Creó una institución sin fines de lucro con una presencia nacional, hoy con treinta y cinco filiales, atendiendo a más de seis mil pacientes diarios y superando ya más de veinte millones de atenciones desde su fundación.

Hoy, a sus noventa y siete años recién cumplidos, algunas nubes ocupan su mente, pero no olvida su querida Rehabilitación cuando algunos días pide la lleven “al Centro”, se sienta en su oficina para saludar los más cercanos y revisar algunos papeles. Se admira cuando le cuento los logros y nunca olvido cuando su querido hermano Celso le dijo un día “hubieras sido una tremenda empresaria”, su respuesta no se hizo esperar “lo he sido, pero para beneficio de los pobres”.

Siempre he admirado el talento de las mujeres, a las que me acompañan en mis diferentes roles de empresario, funcionario público y trabajo social, las admiro por su capacidad de trabajo, por su entrega.

Este grupo de mujeres que ustedes reconocen hoy en varias disciplinas son un ejemplo palpable de la dedicación, fuerza y determinación de las, mujeres. Son la inspiración para las generaciones presentes y futuras, recordando que el único camino para alcanzar el éxito es con determinación, pasión y esfuerzo.
Que Dios bendiga nuestras mujeres y en estos momentos tan especiales, que ellas sigan siendo el faro que ilumine nuestra querida República Dominicana.

Discurso en el marco de la Primera Feria Constitucional Internacional sobre la familia y la igualdad.

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