Si no tienes tiempo, necesitas tiempo para tener tiempo, le dije a un amigo que me contaba de su carencia de tan preciado compañero.

—¿Cómo lo logro, Diego Sosa?
Tengo demasiado que hacer.
—Hazte de cuenta que mañana te vas de vacaciones.

Las personas hoy tenemos el mismo tiempo que las de antes, pero lo desperdiciamos sin darnos cuenta… y ahí está la clave si queremos tener el control. Darnos cuenta de los desperdicios nos hará asignar el tiempo a lo que fervientemente deseamos hacer.

Yo prefiero tomar cartas en el asunto, o sea, atacar las causas en vez de reparar las consecuencias. Si deseo tener tiempo para algo, debo hacer las tareas de una manera más asertiva, en vez de tratar de administrar el tiempo. Así podré hacer lo que realmente quiero.

-¿Cómo es eso de irme de vacaciones?

El problema de la falta de tiempo, insisto, es el desperdicio del mismo. El día antes de salir de vacaciones, uno no desperdicia tiempo. Esto nos dice que tenemos un método propio para lograr más en menos tiempo.

• Ese día las llamadas son cortas
• Solo tenemos reuniones estrictamente necesarias
• Las reuniones y las llamadas son extremadamente productivas
• No aceptamos interrupciones
• No dejamos tareas a medio hacer
• Delegamos lo que sabemos que no lograremos
• Los grupos de chat y las redes sociales no nos llevan tiempo, etc.

Podemos ser productivos, y no es verdad que es estresante. Si aplicamos este método en nuestra vida personal nos damos cuenta de todo lo que logramos. El tiempo nos da para lo que sí queremos hacer. Y qué decir del aumento de calidad de vida logrado. ¿Tomarás hoy el control con tu propio método de irte de vacaciones?

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