Hace años, en Madrid, escuché a un señor exclamarle a otro: “¡Tú si eres sebo!”. De inmediato me dirigí a la persona y le pregunté: “Perdone, ¿por casualidad usted es dominicano, específicamente de Tamboril? Me respondió: “¡Claro que sí! ¿Y cómo usted lo sabe?”. Le dije: “Muy sencillo, soy oriundo de allí y creo que en el único lugar del mundo que usan la palabra ‘sebo’ es en Tamboril”. Luego, casi instintivamente, nos dimos la mano y desde entonces somos amigos.
Tamboril es uno de nuestros municipios más prósperos. Está en la provincia de Santiago. Es considerado la “capital mundial del tabaco”, por la calidad y la gran producción de sus cigarros. En Tamboril el desempleo es mínimo y su desarrollo económico posiblemente supera a varios de nuestros municipios cabecera de provincia. Su gente es trabajadora, honesta, alegre y entusiasta.
Para evitar pecar de “sebo”, tocaré ese tema como una muestra más allá de lo simple, porque resalta la identidad de un pueblo, diferenciándolo de los demás. Desde hace tiempo quería conocer más del término “sebo” y su relación con la tierra del poeta Tomás Hernández Franco. Por suerte, la semana pasada, apareció la solución: un escrito de Domingo Caba Ramos, tamborileño y para un servidor el mejor articulista al menos del Cibao. A continuación lo que expresa el destacado intelectual.
“… las voces ‘sebo’, ‘seba’ y ‘sebería’ en la práctica lingüística de los tamborileños, soportan los más negativos significados, o sea, entrañan no solo uno, sino diversos valores significativos, los cuales describen o aluden siempre a cualidades nada envidiables”.
“En el caso de la muchacha ‘seba’, por ejemplo, se tratará de una joven tímida o tonta, en tanto que por blusa ‘seba’ habrá de considerarla como una blusa fea, anticuada o de mala calidad”.
“Hablar de ‘sebería’ sería lo mismo que hablar tonterías o cosas sin importancia. Y como el ‘más sebo’, habrá de calificarse al cuento incapaz de provocar risas o carente por completo de gracias, humor o jocosidad. Y un hombrecito ‘sebo’, ¿qué significa? Preferimos que sean los amables lectores quienes den respuesta a esta interrogante”.
Si usted, amigo lector, escucha a un hablante dominicano emplear en su diaria conversación una de las frases anteriores, no lo pregunte o piense dos veces: es tamborileño… en este municipio, las susodichas voces (“sebo”, “ seba” y “sebería”) se escuchan o son empleadas por hablantes pertenecientes a todos los niveles socioculturales… Deténgase a escucharlos con mucha atención, y muy pronto usted se convencerá de lo que ya hemos declarado: La vida tamborileña parece discurrir en todo momento, entre “sebo” y “sebería”.
Gracias Domingo por el aporte y perdona mi inconsciente “sebería”.