Al expresidente Donald Trump lo critican por ser arrogante, mujeriego, desconsiderado, imprudente, falta de tacto, impulsivo, mentiroso, tramposo en sus negocios. Y por invitar al odio y la división.
Algo de verdad hay en todo esto.
A su opositora y también candidata a la presidencia del mismo país la tildan de incompetente (sin logros tangibles que exhibir en su paso por los diferentes cargos que ha ocupado), incoherente (porque promete algo, y también lo contrario), abusadora (según muchos miembros de su personal), mentirosa y dispersa en sus discursos (que dan mucha risa por su falta de “sustancia”).
También hay algo de verdad en estas críticas.
Lo interesante es que a fuerza de concentrarse en este tipo de señalamientos, los votantes y la opinión pública se olvidan de lo más importante.
Qué propone uno, qué propone la otra. Y qué resultados tangibles lograron ambos en su paso por el gobierno americano.
A Kamala Harris y los demócratas de ahora, les gustan los aumentos en el gasto público. Y cualquier pretexto es bueno para hacerlos. Promueven el asistencialismo social (que a nadie saca de la pobreza) y son débiles controlando la invasión de inmigrantes.
Bajo este último mandato, la inflación aumentó sin precedentes recientes y constituye hoy la principal preocupación del pueblo americano. Se intensificaron además los conflictos bélicos en el mundo, destacándose las guerras entre Rusia y Ucrania, y Gaza e Israel. Y se acataron sin cuestionamientos las órdenes de la OMS en el manejo de la pandemia y en la obligatoriedad de vacunarse con un experimento.
Son mucho más laxos con el aborto, a tal punto que algunos de ellos han llegado a sugerir que sea legal practicarlo a los nueve meses de gestación. Y les encanta la ideología de género (y su imposición en las escuelas desde edades tempranas), y la obligación de usar los pronombres según “se sienta la gente cuando amanece”, para no ofenderla.
Entienden además que se debe permitir a los adolescentes cambiar de sexo, sin el consentimiento de sus padres (es decir, que entienden que son maduros y sensatos para tomar esa decisión…pero no para beberse una cerveza ni votar).
Trump propone reducción de impuestos a la clase media y bajo su mandato controló la inflación y no hubo un solo conflicto bélico de relevancia en el mundo.
Cuestionó desde un principio los encierros y el distanciamiento durante la pandemia, y la imposición de la vacunación, por entender que eran una violación a las libertades individuales.
Promueve la libre empresa y los incentivos para emprender, y el estricto control de la invasión migratoria.
No se opone al aborto, siempre que se practique antes de las 6 semanas de gestación, y quiere evitar el adoctrinamiento de género en las escuelas y el facilitar el cambio de sexo a los niños. Le parece ridículo el uso de los pronombres.
Todo eso que suele pasarse por alto es lo esencial: qué implica, para el país más poderoso y el resto del mundo, el triunfo de un candidato sobre otro. Y no qué tan bien nos caigan (porque sean expertos en engañarnos).