Estamos en un año de intensa actividad política y aumentará cada día. Los partidos definirán sus candidaturas y la campaña arrancará con todos los efectos que conlleva en un país como el nuestro. Este proceso puede arroparnos y hacernos olvidar de temas vitales para nuestro futuro, como lo es la nueva conformación del Tribunal Constitucional, TC, que es el órgano supremo encargado de la interpretación y control de la constitucionalidad.

Pienso que nuestra institución más destacada en las últimas dos décadas es el Tribunal Constitucional, resaltando que es independiente y autónomo de los poderes del Estado. Los hechos están ahí: inspira confianza; ha puesto el tema de la Carta Magna en primer orden, incluso más allá de la esfera judicial; motiva respeto a los derechos fundamentales; cuenta con una prolífera e importante jurisprudencia; por igual, sus miembros son ejemplo de capacidad, honestidad y vocación de servicio.

Observemos este dato: el Tribunal Constitucional fue creado por la Constitución dominicana de 2010 y sus primeros jueces fueron juramentados el 7 de diciembre de 2011, por lo que tiene casi 12 años funcionando y nunca ha ocurrido un escándalo; al contrario, lo que de allí ha surgido es positivo y bien valorado.

Naturalmente, es posible que dos o tres de sus sentencias (quizás más por “ideología” que por criterios jurídicos) no hayan sido del agrado de todos, lo que es normal, pues la materia constitucional es dinámica y sus principales actores deben asumir posturas de trascendencia. Pero nadie duda de sus dignas conductas: la ciudadanía cree en sus miembros.

El próximo diciembre, 5 jueces del Tribunal Constitucional cumplen el período de 12 años por el cual fueron elegidos. Incluye a su presidente, el doctor Milton Ray Guevara, quien ha hecho aportes extraordinarios a nuestra democracia. A esos honorables magistrados, deberemos despedirlos con un agradecido aplauso; ellos son, además: Lino Vásquez Sámuel, Justo Pedro Castellanos Khoury, Víctor Joaquín Castellanos Pizano y Rafael Díaz Filpo.

Ahora bien, como sociedad, desde ahora, sí, desde ahora, debemos darle seguimiento al proceso de sustitución de los jueces mencionados. Eso es igual de relevante como las elecciones municipales, congresuales y presidenciales. No exagero: sus decisiones pueden definir nuestro porvenir.

El Consejo Nacional de la Magistratura tendrá su primer gran reto en este período: elegir a los 5 jueces que completarán la matrícula de 13 magistrados del Tribunal Constitucional. Esa sustitución, en especial la del presidente Milton Ray Guevara, deberá hacerse con los más altos criterios morales y profesionales, pensando siempre en lo mejor para nuestra patria. Reconozco que el actual Consejo Nacional de la Magistratura está bien conformado y de seguro asumirá responsablemente su misión histórica. De todas maneras, estemos atentos.

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