En un planeta tan complicado y repleto de conflictos e intereses, el deporte es la mejor manera para unir a los pueblos en un ambiente armonioso y alegre. El lenguaje del deporte es universal y cuenta con unos principios éticos admirables que deben ser respetados por todos, desde los atletas hasta los dirigentes.

Los que hemos tenido oportunidad de vivir experiencias deportivas en eventos internacionales, sabemos que en un abrir y cerrar de ojos hacemos amigos, aunque no hablemos el mismo idioma, porque el deporte logra romper toda barrera. Y es que el deporte implica comprensión mutua, espíritu de solidaridad, reglas claras y juego limpio.

Por ello me referiré a los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Tokio desde este 21 de julio al 8 de agosto. Recordemos que en esta nueva era iniciaron en Atenas en el año 1896, bajo la inspiración del padre del olimpismo moderno, el barón Pierre de Coubertin, quien afirmaba: “Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo”.

En esa fiesta deportiva la República Dominicana estará representada por 65 atletas, siendo la mayor participación de toda nuestra historia. Allí llevarán nuestra enseña tricolor, nuestras selecciones de béisbol y de volibol (con nuestras “Reinas del Caribe”); por igual, talentosos deportistas de boxeo, levantamiento de pesas, ecuestre, taekwondo, atletismo y judo.

Los Juegos Olímpicos tienen como símbolo cinco aros entrelazados, con cinco colores distintos, que representan los cinco continentes. Y están presentes países ricos y pobres, gobiernos de izquierda y de derecha, negros y blancos, mestizos y amarillos, judíos y musulmanes, ateos y cristianos.

Todos son tratados con igualdad y dignidad, donde solo se imponen las diferencias accidentales entre los competidores.
Quien discrimine es sancionado. El que humille es expulsado. Sin dudas, es la más hermosa muestra de confraternidad del mundo.
Me encanta observar la pasión de los atletas en las competiciones, donde el honor de sus países también está en juego. Se entregan con ganas, no importa que puedan quedar lesionados. Cada uno sueña con ser campeón. Esto nos demuestra que la ambición positiva, esa que va unida a nobles propósitos, nos motiva a avanzar, a vencer obstáculos y a apreciar lo que somos capaces de conquistar. Nuestro techo tiene la altura que le construyamos.

Estemos atentos y apoyemos estos Juegos Olímpicos, en especial a nuestros atletas, que de seguro sentirán en sus corazones nuestros aplausos desde aquí. Felicitamos al movimiento olímpico nacional, encabezado por el Comité Olímpico Dominicano, al Ministerio de Deportes y a decenas de empresas, por hacer posible nuestra masiva presencia deportiva en Tokio 2021. ¡Viva el deporte!

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