Semanas antes de escribir el presente artículo, traté de comunicarme con mi viejo amigo, el veterano locutor Joseph Báez, presidente de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía.

Quería tener un contacto con él cara a cara, y consultarlo sobre aspectos relativos al trabajo que realiza al frente del órgano que preside. ¡Pero mis intentos fueron fallidos!

E incluso también le envié, vía Whatsapp, la invitación para que asistiera al lanzamiento de mi nuevo libro que titulo Historia Imborrable -Gigantes del periodismo dominicano- que tuvo como escenario, el pasado 24 de marzo, la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña con una masiva asistencia. Pero tampoco fue receptivo.

Tras ser designado en el cargo, a los pocos días de tomar posesión de la Presidencia Luis Abinader, hablamos bastante respecto a su nombramiento y los proyectos que tenía en carpeta.

Hasta me reveló: “Vamos a poner en práctica el relanzamiento de la Comisión Nacional de Espectáculos Púbicos y Radiofonía porque es una necesidad que se renueve esta institución”… fueron más o menos sus palabras y las positivas perspectivas que esperaba.

Uno de los objetivos que busca concretar la institución estatal -hay que remachar sobre el particular-, según lo que se lee en sus reglamentos, es “garantizar y velar por la moral social, evitando que se lleven a cabo espectáculos públicos y emisiones radiofónicas que ofendan la moral, las buenas costumbres, los principios y normas”.

Debo significar que el obsoleto reglamento 824 (¿y cuándo será echado al piso este adefesio?) “busca regular el contenido de la programación de los sistemas de radiodifusión sonora y televisión de acuerdo con la ley de telecomunicaciones, convenios internacionales y cualquier otra disposición legal”.

Además, respetar el derecho a la libre expresión del pensamiento, ideas y opiniones por cualquiera de los medios a cargo del mismo órgano, “siempre y cuando -precisa- se respete la ley de orden público. Dictar medidas necesarias para los asuntos relativos a espectáculos públicos o emisiones radiofónicas y televisivas que puedan perjudicar los principios, valores y normas del pueblo dominicano”.

Hay otras disposiciones que norman la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía. Y las siguientes son de capital importancia: “Suspender espectáculos públicos o emisiones radiofónicas cuando compruebe la violación de las disposiciones reglamentarias, así como velar por el buen funcionamiento de las salas e instalaciones de espectáculos públicos y su plan de contingencia”.

En la segunda entrega entraré de lleno en el irrespeto de falsos comunicadores que dirigen, con vulgaridad olímpica, programas de radio y televisión.

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