Los productores latinoamericanos de banano, incluyendo los dominicanos, luchan para que los compradores extranjeros, especialmente de Europa, que es el principal mercado, suban el precio de compra.
Eso abarca a los supermercados y a los propios consumidores, a quienes se está apelando para que valoren la posibilidad de que se incremente el precio, bajo el enfoque de responsabilidad compartida. El precio al que los exportadores dominicanos comercializan el banano -según un sondeo realizado con algunos de ellos- es de US$7.00 la caja de 40 libras, en el caso del orgánico, y en el caso del convencional es un poco más barato, a razón de US$6.00.

El tema ha tomado tanto interés que, incluso, se emitió una declaración conjunta de los gremios que agrupan a los productores-exportadores bananeros y las redes de Comercio Justo, donde se aboga por la “responsabilidad compartida en la cadena de valor del banano”.

El documento lo firman la Asociación Dominicana de Productores de Banano (Adobanano), Asociación de Exportadores de Banano de Ecuador, la Asociación de Productores Independientes de Banano de Guatemala, la Junta Nacional de Banano del Perú, la Asociación de Bananeros del Magdalena y La Guajira-Colombia y la Asociación de Bananeros de Colombia, entre otros. Por las Organizaciones de Redes de Productores y Sociedad Civil hay varios cofirmantes, entre ellos: Fairtrade International y la presidenta de la Red de Banano Clac de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo de Latinoamérica y el Caribe.

El Comercio Justo, que funciona a nivel internacional y del cual República Dominicana se beneficia a través del banano y otros rubros de exportación, es un sistema comercial en el cual los consumidores pagan un poco más caro que en el mercado común por productos que compran, y que han sido previamente certificados en esa categoría. El dinero que genera esa diferencia de precio es utilizado en el desarrollo de la vida de los productores más pobres del renglón que se trate, del medioambiente, de los trabajadores o de la propia comunidad.

En lenguaje llano significa, por ejemplo, que si un guineo cuesta -en términos reales- cinco pesos el consumidor está dispuesto a pagar siete, para que los dos pesos de diferencia vayan a una obra de bien social o comunitaria. Esos dos pesos “de más” que el adquiriente del producto pagó, por ejemplo, en un supermercado, los recibe luego el suplidor original (el productor), bajo el compromiso de que los invertirá esos en las áreas citadas.

Uno de los argumentos enarbolados por los exportadores dominicanos es que el costo de producción por tarea ha venido incrementándose conforme pasa el tiempo, además de la presión que sobre ese componente han ejercido los más recientes eventos negativos, entre ellos la pandemia de covid-19 y más recientemente el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania que ha encarecido algunos fertilizantes utilizados en las fincas, así como el incremento en los fletes.

A todo eso se suma la cuestión de las nuevas exigencias para la exportación bananera y las certificaciones , y eso a su vez tiene unos protocolos y procesos también exigentes.

Posted in Destacado, Dinero, País

Más de destacado

Más leídas de destacado

Las Más leídas