La definición de los candidatos presidenciales de los tres principales partidos a más de un año y ocho meses de las elecciones, promete una extensa e intensa campaña por la banda presidencial en el 2024.

Con la elección de Abel Martínez como candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se define el panorama de los que serían los principales competidores para las elecciones del 2024, y así arranca la que parece la campaña electoral más larga de los últimos procesos electorales.

Leonel Fernández y el presidente Luis Abinader se proyectan como competidores del proceso, por el PRM y la FP.

Por ejemplo, en las elecciones del 2020, las incógnitas protagonizaron el proceso político. Aunque se sabía que en el hoy oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM) recaería en Luis Abinader, pero en el PLD el tema fue una incógnita que se despejó en medio de una división y recayó en Gonzalo Castillo. Ambos candidatos quedaron definidos el 6 de octubre del 2019, cuando faltaba menos de un año para las votaciones.

En ese proceso, la candidatura de Leonel Fernández, luego de abandonar el PLD, también fue un enigma porque tuvo que defenderla en los tribunales debido a que un artículo de la ley 33/18 prohibía a los candidatos que pierdan en un proceso inscribirse para el mismo cargo en otro partido para la misma elección.

En el 2016, la sorpresa del proceso fue la reforma de la Constitución en el 2015 para permitir la reelección de Danilo Medina, a pesar de que el entonces mandatario decía públicamente que no le interesaba reelegirse.

La reforma se hizo en junio del 2015 y Medina fue elegido candidato del PLD por aclamación. Para ese certamen, el PRM había escogido a Luis Abinader candidato en abril de ese mismo año.

En las votaciones presidenciales del 2012, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) escogió a Hipólito Mejía su candidato en la convención de marzo del 2011. Para esa fecha, el gobernante PLD todavía debatía la posibilidad de que el entonces presidente Fernández se presentara a la reelección.

El entonces presidente, declinó en abril de ese año, pero la inscripción de Margarita Cedeño como precandidata y entonces primera dama, generó incertidumbre sobre la candidatura de Danilo Medina.

La dama declinó y Medina fue electo candidato en la convención de junio del 2011.

Como se puede observar, ningún proceso electoral, ha tenido definidas tan a tiempo las candidaturas como la competencia por la silla presidencial en el 2024.

El activismo de los candidatos presidenciales está limitado por la ley de Partidos Políticos en sus artículos 40 y 41 pone límites a los tiempos de precampaña reduciéndola a tres meses, pues según la legislación, debe arrancar el primer domingo de julio del año preelectoral.

Hasta julio del próximo año, la ley permite realizar cuatro tipos de actividades:

Autoriza la participación de los candidatos y sus voceros, por invitación o por iniciativa propia, ante los medios de comunicación: prensa, radio, televisión.

También las reuniones en recintos cerrados, visitas casa por casa, encuentros y otros tipos de actividades similares, siempre que involucren a militantes y simpatizantes del partido, agrupación política que sustentan las candidaturas.

Además, la producción y uso individual de materiales de propaganda de tipo personal, camisetas, gorras, banderas, distintivos, adhesivos y cintas.

Y finalmente los aspirantes a la Presidencia, pueden divulgar mensajes transmitidos por diferentes vías, tales como teléfonos, facsímiles, correo, internet y otros medios de comunicación digital, con excepción de los medios de comunicación radial y televisiva. La transmisión de mensajes por llamadas telefónicas solo podrá realizarse de 8:00 a.m. a 8:00 p.m.

Los participantes no pueden colocar la pintura de las calles, aceras, contenes, postes del tendido eléctrico, árboles, así como de cualquier propiedad pública, con los colores, emblemas o símbolos del candidato o del partido, agrupación o movimiento político que lo sustenta.

Los pro y los contra de las campañas extensas

Las campañas electorales tienen ventajas y desventajas como el costo y el propio hartazgo que puedan generar en la población si los proyectos políticos no saben administrar el tiempo.

Este último aspecto pone a prueba la creatividad de los equipos políticos que deben ingeniar estrategias para mantenerse presentes ante el electorado sin que necesariamente eso ocurra en el marco de proselitismo electoral.

En casos como el de Abel Martínez, que arrancó en desventaja por ser prácticamente desconocido frente a sus competidores, el tiempo le juega a favor.

Los candidatos presidenciales también deben exhibir un manejo adecuado de los temas de la agenda nacional para sostener una candidatura sometida al seguimiento público por casi dos años.

El costo de una campaña anticipada es un factor a tomar en cuenta pues las campañas electorales generan enormes gastos y mantenerlas por largo tiempo podría resultar insostenible.

Para las candidaturas con discursos populistas los tiempos largos juegan en contra, pues ese tipo de fenómenos generalmente tiene un pico de impacto en la población y si no coinciden con el momento de la votación puede que no logren el efecto. Los tiempos también resultan en ventaja, según el posicionamiento electoral.

Al que se perfile ganador le conviene que se haga lo antes posible, pero para el que arranca en desventaja lo estratégicamente viable es que la campaña se extienda como forma de revertir el posicionamiento desfavorable.

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