A 15 años de un acto de fanática bestialidad

El 11 de septiembre del 2001, quedó inscrito en la historia, con letras de sangre, como una página de horror: un saldo de 2,992 fallecidos, más de 6,000 heridos y 24 registrados como desaparecidos. Con las siglas 9/11, en el orden que en inglés…

El 11 de septiembre del 2001, quedó inscrito en la historia, con letras de sangre, como una página de horror: un saldo de 2,992 fallecidos, más de 6,000 heridos y 24 registrados como desaparecidos. Con las siglas 9/11, en el orden que en inglés se ubican meses y días, o 11/S como se indica en español, se acostumbra a referirse a ese día trágico. La bestialidad del terrorismo, al margen de las motivaciones cuales sean, cambió el accionar del mundo en muchísimos órdenes, afectando de manera medular la seguridad ciudadana en todos sus aspectos. 19 terroristas, con la ceguera propia del fanatismo radical, secuestraron 4 aviones que volarían desde la costa este de los Estados Unidos hasta California, en cuyo caso habían llenado por completo sus tanques de combustible, con una carga letal de más de 24,000 galones. 4 aviones fueron usados para convertirlos en misiles tripulados con cientos de pasajeros: El vuelo 11 de American Airlines y el 175 de United Airlines, fueron deliberadamente estrellados contra las torres del Word Trade Center, en Nueva York, luego de ser secuestrados por sendos comandos suicidas compuestos por 5 fanáticos, cada uno. El primero fue estrellado, con 92 personas a bordo, en la torre norte a las 8:46 a.m. y el segundo, con 65 personas entre tripulantes y pasajeros, a las 9:02 a.m. Un tercer avión, el vuelo 77 de American se estrelló a las 9:39, contra El Pentágono, con 64 personas dentro de él. A las 10:03 cae en un campo de Pensilvania el cuarto avión secuestrado, el vuelo 93 de United con 44 seres humanos dentro, donde se registró lucha con los secuestradores: 231, entre pasajeros y terroristas y 15 niños, perecieron dentro de los aparatos estrellados.

2,602 personas perecieron en Nueva York, dentro de las torres gemelas, así como en la base de las mismas, y 125 muertos dentro del edificio del Pentágono. Entre las víctimas 343 bomberos del departamento de bomberos de Nueva York; 23 policías del departamento de policía de la ciudad, y 37 policías de la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey. 247 latinos perecieron en el más grande atentado terrorista perpetrado en el territorio de los Estados Unidos, entre ellos 25 dominicanos. Las interrogantes persisten acerca de qué tanto sabían las fuerzas de seguridad de los Estados Unidos y cuantas señales fueron ignoradas en el tiempo de preparación de esta colosal demostración de bestialidad fanática. Al margen de especulaciones, historias verídicas y conjeturas, fue un día negro para la humanidad toda y de profundo dolor para cientos de familias de víctimas inocentes. Miles que sufrieron por una “causa” ajena y distante, que nunca entendieron y que puso patas arriba el sistema de seguridad en los aeropuertos de todo el planeta, a la vez que disparó una justificable paranoia que aún incide sobre el simple pasajero que se desplaza de un lugar a otro y que precisa de aviones para ello.

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