Por mucho que han insistido, los dirigentes de los partidos pequeños que acudieron a las últimas elecciones aliados al PLD en el denominado Bloque Progresista y que han estado gestionando ser recibidos en las alturas por quien sea, pero que tenga autoridad para escucharles y responderles, tras cada intento han tenido que volver a su posición anterior “con el rabito entre las piernas”, como dice el pueblo.
La última de estas gestiones naufragó esta semana, y no de muy buenas formas y maneras, según me informa una de mis fuentes “en la Casa Grande”, es decir, en la sede del Poder Ejecutivo.
De acuerdo al reporte que me llega, los partidos emergentes (ellos prefieren ser calificados así) se reunieron en uno de esos restaurantes con salones privados para adoptar una posición de conjunto ante el desaire continuado de quienes eran sus interlocutores políticos hasta el 16 de agosto de 2012. Allí hubo posturas encontradas porque hay quienes han desarrollado un cierto radicalismo, que los demás –un poco mesurados y precavidos- estiman que se acerca a lo irracional. Finalmente, se impuso la línea de la prudencia y se constituyó una delegación que apuraría las gestiones para el conversao en Palacio, la cual de inmediato comenzó su trabajo. Me dicen que con quien hablaron en la sede del Gobierno “se mostró muy abierto por teléfono, pero puso el primer huevo al plantear que mejor nos reuniéramos fuera de Palacio, dizque para evitar que las lenguas armadas comenzaran a disparar”. Lo cierto es, siempre según mis fuentes, que tras varios cruces de llamadas telefónicas, “un asistente sin mando hizo saber que más que hablar, lo que teníamos que hacer es ponernos a trabajar en la defensa del Gobierno, porque hay gente levantisca de la oposición que está preparando una ofensiva”. De manera, que lo de la cita ahora como que se ha puesto lejos. En el ínterin, dizque hubo quien planteó a los comisionados aliados que lo más conveniente es que se pongan a apoyar a un precandidato. ¿Y entonces…?
