Calzar los zapatos de un padre

“…el silencio…es la suprema virtud del fuerte, el refugio del débil, la modestia del orgulloso, el orgullo del modesto, la prudencia del sabio, y el sentido común del tonto…”. Charles de Gaulle.

“…el silencio…es la suprema virtud del fuerte, el refugio del débil, la modestia del orgulloso, el orgullo del modesto, la prudencia del sabio, y el sentido común del tonto…”. Charles de Gaulle.Cuando su padre muere, enfrenta la vida a muy temprana edad. Algunas personas, bondadosas, lo protegieron. Nunca las olvidó, ni olvidó su complicada niñez. Una de ellas fue Lucía Mejía, a quien llamaban cariñosamente Negra, y a quien conocí, siendo adulto. También lo protegió María Altagracia Velásquez de Fiallo, dama de sociedad, que al no tener hijos se encariñó con él. Pero se enfermó y la protección que le brindó resultó pasajera. Y José María Soto Ricart, quien generosamente compartió con él su pobreza. Comenzó a trabajar a muy temprana edad en la Secretaría de Interior y Policía. Marullo Amiama, hermano del héroe nacional Luis Amiama Tió, afirma en sus memorias, que al entrar a trabajar en esa Secretaría encontró “al joven Marino Auffant, que ocupaba como yo, una modesta posición. Auffant, a pesar de su juventud, daba ya muestras de la seriedad de su carácter, su clara inteligencia, y sus ansias de progreso”.
Un buen día, aquel muchacho impecablemente aseado e inteligente, llamó la atención de Manuel Arturo Peña Batlle. Luego de una conversación, le entregó un libro…el primero de una serie. El ambiente conducía a su formación, pues Trujillo contó con la colaboración, entusiasta en algunos casos y discretamente obligada en otros, de la élite intelectual y profesional de la época. Trabajó bajo la dirección de Rafael F. Bonnelly, Manuel Arturo Peña Batlle, Arturo Despradel, José María Bonetti Burgos, entre otros, convirtiéndose en una persona de una sólida cultura, con un dominio preciso del idioma. Alrededor de los 30 años era el oficial mayor del Ministerio, el cargo administrativo de mayor jerarquía, pues se había convertido, según Euclides Gutiérrez Félix, en uno de los “burócratas de la administración pública de incuestionable capacidad”.

Habiendo escalado, decidió abandonar su carrera en la administración pública y los privilegios que brindaba. Había sido alentado en esa idea por Peña Batlle y Bonetti Burgos, cuyo hermano Alberto, lo apoyó económicamente en ese camino. Los acontecimientos se precipitaron siendo titular de la cartera el general Anselmo Paulino. Evadir colaborar con el régimen  era un asunto delicado, que podía tener consecuencias gravísimas. Mi padre se refugió en el silencio y por un año llevó una vida casi invisible. Años después me dijo: “Decidí no colaborar. No fui un héroe. Tu padrino (Luis Amiama) lo fue”.

Hay hombres que dejan una marca en la vida obteniendo logros o construyendo empresas. Otros dejan una marca, en un acto de renuncia… Al decidir no cruzar una determinada línea… Qué difícil nos resulta a los hijos calzar los zapatos de estos padres…

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