Carretera San Juan-Santiago: para que conste

Abrir carreteras de montañas, en zonas de aguas y bosques protegidos, no puede responder a caprichos regionales, ni a intereses sectoriales, sino a verdaderos y urgentes requerimientos de comunicación entre regiones que tienen un alto flujo de desplazam

Abrir carreteras de montañas, en zonas de aguas y bosques protegidos, no puede responder a caprichos regionales, ni a intereses sectoriales, sino a verdaderos y urgentes requerimientos de comunicación entre regiones que tienen un alto flujo de desplazamiento constante, a los fines de que cada peso invertido en la obra vial tenga una alta tasa interna de retorno que justifique la inversión realizada.

El presidente de la República, Danilo Medina, ha demostrado ser un Presidente que escucha a su pueblo, y lo ha demostrado en sus múltiples visitas al campo dominicano, en el caso de los terrenos de la Bahía de las Águilas y en su aplaudida decisión de revisión de la enmienda al contrato de la Barrick Gold, pero ponerle una camisa de fuerza para obligarlo a que construya una conflictiva y costosa carretera, que ningún presidente ha querido hacer, es exponerlo a un innecesario e injustificado fracaso con un irreparable daño ambiental que todos vamos a lamentar.

Para quienes durante décadas hemos debido estudiar y modificar los trazados de cientos de kilómetros de carreteras en valles y montañas, nos resulta absurdo presionar al presidente Medina para que en la Cordillera Central abra una nueva carretera, de 160 km de longitud, para comunicar a San Juan de la Maguana con Santiago de los Caballeros, vía Sabaneta-El Rubio-San José de las Matas, obligándolo a gastar 400 millones de dólares, que no tiene, cuando desde San Juan se puede llegar a Santiago por una carretera de 150 kilómetros, vía Constanza-Jarabacoa-La Vega, requiriendo mejorar un tramo de 45 kilómetros entre Bohechío y Constanza, con una inversión de apenas 90 millones de dólares.

Si la carretera propuesta por unos pocos ciudadanos llegare a movilizar 450 vehículos por día, cosa muy difícil, y si aceptaran pagar 1,000 pesos de peaje de ida, cosa más difícil todavía, el gobierno recuperaría 4 millones de dólares por año y la inversión se recuperaría en 100 años, sin los intereses.

Esta semana el país ha conocido que a la carretera Juan Pablo II, que une a Santo Domingo con Samaná, y donde los autos pagan un peaje de 410 pesos de ida, los minibuses pagan 833 pesos de ida y los camiones de dos ejes pagan 1,089 pesos de ida, el Estado debió pagarle un subsidio de RD$1,838 millones por peajes dejados de cobrar en el 2012, fruto de que el tráfico se ha reducido a unos 2,000 vehículos por día, informándose que en enero apenas generó ingresos por RD$35,237,660, equivalentes a menos de un millón de dólares, y estamos hablando de una vía que conecta con Santo Domingo.

El Fondo Monetario Internacional acaba de pedirle al gobierno de Danilo Medina un nuevo sacrificio impositivo de 1% del PIB para reducir el déficit fiscal, y sería una insensatez poner a todos los dominicanos a pagar nuevos impuestos para gastar la mitad de ese dinero complaciendo a quienes presionan al gobierno con una irracional carretera que sólo producirá daños a la flora y a los ríos de dos áreas protegidas, a las presas de Sabaneta y Monción y al acueducto de la Línea Noroeste. Si quienes presionan al presidente Medina, para que abra esta innecesaria carretera, realmente desean ayudarle, lo mejor que pueden hacer es salir a buscar quien les preste los 400 millones de dólares para abrir la carretera, y pagar ese dinero con los peajes que  ellos cobren diariamente, pero sin subsidios del gobierno.

Este artículo es para que conste y luego no se alegue desconocimiento.

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