El Caribe del 5/7/2014, contiene trabajos periodísticos sobre el tema de los dineros acumulados en las AFP, para dos tipos de dueños: quienes pertenecieron a planes de retiro anteriores a la ley de Seguridad Social, y por los identificados con saldos insuficientes para recibir pensiones.
El plan que auspicia la Ley de Seguridad Social busca el crecimiento progresivo de saldos en la cuenta del miembro individual, como dueño legal absoluto, con dineros provenientes de tres fuentes: (1) la deducción por nómina al empleado, (2) los aportes del empleador -el doble del aporte del empleado, y (3), los intereses que la AFP paga al saldo vigente en la fecha del crédito, a una tasa no menor de la contenida en dicha ley.
Antes de la definición de la AFP como generadora de riqueza para sus tenedores de cuentas, los planes de retiro existentes en nuestro país eran administrados por las empresas empleadoras, y cuando alguien cesaba su empleo sin cumplir con la antigüedad requerida, solo se devolvían, injustamente, los fondos deducidos por nómina, no el valor económico-financiero del ahorro acumulado, a pesar de que el plan generaba riquezas que la administración acumulaba en cuenta para el plan; injustamente también porque la unidad monetaria no mantiene su valor sobre el tiempo, ergo, la suma de los aportes personales no representa el valor del aporte personal.
Lo correcto en el caso del BNV era transferir el valor de los saldos de cuentas del plan a las AFP seleccionadas por los cuentahabientes, luego de un ejercicio de auditoría actuarial, con un saldo neto de 0 para el BNV, puesto que el banco no era miembro, es decir, dueño, del plan. Pero los ejecutivos del BNV, bajo el liderazgo de una clase política desfalcadora, optó por la liquidación, para agenciarse cuantiosos dineros, que de ninguna manera debieron ser suyos.
En el caso de los individuos cuyos saldos no son suficientes para generar una pensión, parece que la autoridad máxima del sistema de ahorros para el retiro, está recomendando que se solucione el problema de la existencia de cuentas cuyos saldos no pueden entregar pensiones que sustenten el nivel de vida esperado, recurriendo al mismo tipo de robo a los ahorrantes que anteriormente se hacía.
Si tal es la recomendación, se produciría el transvase de dineros desde el débil sin derecho a pensión hacia los poderosos bancos dueños de las AFP.
El Estado dominicano podría aprovechar la ocasión para usar sus fondos reservados para comprar conciencias, en donar a quienes tengan este tipo de problemas, los recursos que completen el saldo requerido, u obligar a las AFP a usar los fondos de solidaridad para tal fin.
