Te lo dije, es una trampa

Así, con tono enérgico y el índice extendido señalando hacia su receptor nuestros ancestros hacían cuando reprochaban que lo ocurrido había sido advertido. Ahora en medio de la trampa, el enredo o la celada, sobran deseos para reprochar;…

Así, con tono enérgico y el índice extendido señalando hacia su receptor nuestros ancestros hacían cuando reprochaban que lo ocurrido había sido advertido.

Ahora en medio de la trampa, el enredo o la celada, sobran deseos para reprochar; pero eso nada resuelve.

Juan Bosch nos repetía que no bastan las buenas intenciones, que en la actividad humana y política cuentan los resultados y que, en cambio, -repetía en cada ocasión aquel adagio: “El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”.

Tengo décadas compartiendo la actividad política con Danilo, Leonel y los demás compañeros de la dirección partidaria. Esto por lo que atraviesa el PLD no estuvo nunca previsto. Lo primero ha sido adoptar mecánicamente una decisión en el más alto nivel político, cuando lo usual siempre había sido de consenso.

Leyendo “El Siglo que Despierta”, el cual es un diálogo entre Carlos Fuentes y Ricardo Lagos (Taurus 2012), éste hace referencia a un rector de la Universidad de Chile, Eugenio González, que iniciando su mandato presentó un tema a la discusión y que cuando alguien solicitó someter a votación las propuestas a decidir, y ante la inclinación a hacerlo, se paró y anunció su renuncia a la rectoría señalando que siendo ese Consejo la suma de inteligencias resultaba un fracaso no encontrar los argumentos o razonamientos de acercamiento para lograr una propuesta común. No recuerdo un tema de trascendencia política que se haya sometido a votación, después de un debate, en el CP. Es más, he dicho a manera testimonial, que en el primer CP, del cual formé parte, ante una cerrada discusión con Juan Bosch porque sus argumentos no me convencían, sin esconder su molestia dijo: “Dejemos este punto para luego, pues Franklin es una mula vieja que no logro convencer”. Éramos cinco en el CP y por no haber consenso se pospuso ese tema.

Recientemente algo parecido ocurría con la Ley de Partidos Políticos, sobre la cual Danilo y otros compañeros no compartían algunos aspectos, por lo cual se venía posponiendo su discusión.

El consenso ha sido lo que le ha dado unidad y disciplina al PLD; el centralismo democrático se ha aplicado para decidir sobre cuestiones sin trascendencia, nunca sobre temas políticos importantes. Caímos en esta trampa que nosotros mismos creamos porque parece cierto que el poder obnubila. Quizás hemos considerado que este próximo sea el último período de gobierno y que nos agotamos en el poder. Lo cual es una apreciación desconocedora de que los pueblos apoyan a los partidos gobernantes cuando se colocan al mismo ritmo del proceso. El PLD ha estado al ritmo del proceso y seguirá en el poder si atiende los problemas focales como pobreza, empleo, seguridad ciudadana, calidad en la educación y salud.

Para salir de esta trampa debemos ser más humildes y no creer que la Constitución es el Estatuto y el pueblo es la membresía partidaria. Pero aún en el partido no se puede hacer lo que nos parezca porque constitucionalizamos a los partidos y se crean los marcos y normas jurídicas, así como se ha creado el TSE para dirimir los conflictos entre y en los partidos. En este proceso que apenas se inicia, muchas cosas se quedarán atrás, por aquello de que las crisis son oportunidades.

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