Introducción

Estuve en San Pedro de Macorís, en el año 1990, cuando todavía esa provincia hacía parte de la Arquidiócesis de Santo Domingo y siendo yo entonces Obispo Auxiliar de esa parte de ésta, hice dos invocaciones que nunca publiqué integralmente. Me pareció ahora, veintidós años después, que todavía son dicientes y que pueden hacer algún bien.

Una fue en la inauguración de la Academia de Baseball Hiroshima Toyo Corp., y la otra fue en la bendición de un local de Acebien. La primera la titulé “Dios en las tareas humanas”; y la segunda “Empresas y planes sociales. Helas aquí:

1. Dios en las tareas humanas

a) En toda obra humana se puede buscar y encontrar la huella de Dios.  Las habilidades del hombre son reflejo de las habilidades de Dios, porque Él,  Creador y Padre, las puso en ellos, sus hijos y criaturas predilectas.  En toda obra humana, igualmente, se pueden buscar los límites y fallos del hombre y pueden ser encontrados.

Mi invocación en la inauguración de unas instalaciones, hechas para educar jóvenes en el área de los deportes, busca resaltar la presencia de Dios invisible aquí y ahora, dándole gracias por el bien realizado y pidiendo su protección ante males posibles.

b) Damos, pues, gracias a Dios por múltiples razones:

* Porque hoy nace una empresa en la que se unirán recursos humanos y económicos, que, dinamizados, producirán otros bienes humanos y económicos.

* Porque hoy nace una escuela para educar jóvenes jugadores dominicanos, que podrán así cultivar y perfeccionar sus cualidades.

* Porque hoy surge un lugar de encuentro entre el Japón, lleno de sabiduría, con sólida cultura milenaria, y la República Dominicana, plena de juventud, con apenas 500 años de existencia, lugar que podrá servir para el intercambio de amistad y la promoción de relaciones profundas de pueblos hermanos.

* Porque hoy surge en San Pedro de Macorís, la casa madre de tantos excelentes peloteros dominicanos, una Academia para el desarrollo y tecnificación del deporte.

* Porque empresa, escuela, academia y lugar de encuentro tienen el propósito y la meta de llegar a la carpa del “big-show”; al brillante y costoso espectáculo de partidos de base-ball, que sirven de sana recreación a millones de personas.

c) Junto a la acción de gracias, presentamos también a Dios nuestra oración y nuestra súplica:

* Para que esta empresa sea próspera en sus negocios y conserve en todo momento un sentido altamente social de educar, desarrollar, tecnificar y promover.  Que todo lo que haga en bien de los demás redunde en su propio bien.

* Para que en esta escuela los jóvenes no desperdicien la oportunidad que se les brinda de cultivarse y prepararse mejor.

* Para que esta Academia sea un auténtico centro de formación en el que predomine el espíritu de superación, de tecnificación, de desarrollo de los más nobles ideales acompañados de aquella necesaria disciplina indispensable para poder alcanzarlos.

* Para que este lugar sea una Hiroshima en pequeño, “una ciudad de paz”, como se la ha denominado enclavada en la noble Sultana del Este, donde dos culturas y dos tradiciones se encuentren armoniosamente para el bien de las gentes de las islas niponas, que navegan en el  mar del Japón, y la gente de la Isla de Santo Domingo, que navega en el Mar Caribe.

* Para que estas instalaciones con todos sus recursos estén al servicio del hombre, su progreso y su felicidad y no el hombre al servicio de las instalaciones.

d) De nuestra invocación a Dios, de nuestra acción de gracias y nuestras súplicas, de las huellas de Dios, presentes en esta Academia y en este acontecimiento, se desprende un mensaje que yo quiero aplicar sobre todo a nuestros jóvenes dominicanos:

Es clásica en Occidente la afirmación del poeta latino Juvenal, que repetimos continuamente y aplicamos con facilidad a cualquier actividad deportiva:  “Mens sana in corpore sano”,  “Mente sana, en un cuerpo sano”.  Estas instalaciones y una Academia de deportes busca un cuerpo sano, pero también  una mente sana.  Porque sin esas dos condiciones juntas no se produce ni un hombre de bien ni un buen deportista.   Sanos de cuerpo y de alma, ¡qué ideal más noble para un joven y más aún para un joven que quiere triunfar! 

Señor, danos jóvenes atletas, con mentes sanas en cuerpos sanos para que puedan triunfar ampliamente.

e) Pero en el deporte hoy no sólo se busca un cuerpo sano y vigoroso.  Lo busca, pero va más allá.

El deporte profesional es una empresa, un gran espectáculo y un trabajo tecnificado.

Como empresa, produce bienes económicos; como espectáculo, entretiene y rinde un servicio social; como trabajo tecnificado, exige preparación, estudio y disciplina.

El trabajo profesional en el campo deportivo da riquezas, honores y abre muchas puertas.

Pero he aquí, queridos jóvenes, donde se enciende una luz roja, que pide detenerse y reflexionar.  Hay una frase dominicana que recoge bien lo que ahora quiero decir:  “que todo eso no se le vuelva humos; y que esos humos no se le suban a la cabeza”.

Deseamos que esta Academia los prepare bien, que ustedes ganen bien y que sean triunfadores.  Pero que cuando estén en Japón o cuando vuelvan aquí que “los humos no se le suban a la cabeza”.

Los queremos buenos peloteros y los queremos aplaudir, pero que compartan con su pueblo los triunfos que obtengan y que conserven la sencillez con que ahora entran en esta “escuela de peloteros”.

f) Y quiero terminar con un último deseo y una última petición: a quien el señor Kohei Matsuda, Presidente de Hiroshima Toyo,  Corp., ha designado  para ser Director de esta Academia de Baseball que hoy se estrena, es Cesarín Jerónimo, reconocido expelotero dominicano, apreciado por sus cualidades humanas y antiguo alumno de nuestro Seminario Santo Tomás de Aquino.

Pido a Dios que Cesarín, como Director, en colaboración con los demás técnicos de este Centro, pueda poner al servicio de las nuevas generaciones de peloteros dominicanos lo mejor de sus conocimientos y experiencias en el campo deportivo, el potencial de sus cualidades personales y los valores de aprecio al ser humano y su desarrollo integral, que sabemos aprendió en el Seminario y que siempre ha reconocido públicamente.

Que Dios bendiga este Centro, a las personas que lo han hecho posible,  a los Directores en cuyas manos se pone, y a ustedes, jóvenes, que van a recibir sus mejores servicios y beneficios. Que así sea.

2. Empresas y planes sociales

El crecimiento y modernización de la empresa dominicana es una realidad palpable en la República Dominicana.

En los últimos años, con frecuencia, hemos bendecido edificaciones que alojarían algún tipo de labor empresarial.

Hemos bendecido, igualmente, la eficacia, la productividad, la rentabilidad y la permanencia de las empresas establecidas.  Bendecimos el progreso, el desarrollo y la creación de fuentes de trabajo.

Hoy bendecimos un local comercial que busca mejorar la calidad de vida del personal que labora en las empresas establecidas. Bendecimos el progreso, el desarrollo y la creación de fuentes de trabajo.

Hoy bendecimos un local comercial que busca mejorar la calidad de vida del personal que labora en las empresas y ayudar a que la inflación no desestabilice el poder de compra de los obreros.

Bendecimos, pues, los planes sociales e iniciativas que desarrollen el sector privado para el bienestar de los hombres y mujeres, que trabajan codo a codo con ellos.

El concepto de una empresa que sólo se propone obtener la mayor ganancia posible sin tener en cuenta el bienestar de sus empleados, igual que el concepto marxista de una empresa controlada por el Estado, no solamente es éticamente inadmisible, sino que es considerado anticuado y pasado de moda, incluso desde el punto de vista empresarial mismo.  Todos saben hoy día que el bienestar de los empleados es parte indispensable de los programas para un mayor rendimiento y productividad de las empresas.

Al bendecir esta extensión de Acebien yo quiero bendecir su objetivo de prestar un servicio social; quiero bendecir a los que lo dirigen, promueven y trabajen en él; y quiero bendecirlo como signo de la modernización de la empresa dominicana.

Los planes que buscan mejorar la calidad de vida de los hombres son un acercamiento a los principios de la ética social,  garantía de paz y convivencia sociales y muestras de crecimiento, progreso y actualización en el desarrollo de un país.  Este conjunto merece, por supuesto, bendecirse con gusto, es decir, pronunciar una palabra de bien sobre él.

Pronunciemos, pues, hoy, una palabra de bien en el nombre de Dios sobre ACEBIEN en San Pedro de Macorís.  Y pidamos al Altísimo que siga suscitando planes parecidos y que los que están, se mantengan firmes.

CONCLUSIÓN:

CERTIFICO que los textos originales de mis dos invocaciones en San Pedro de Macorís en 1990 reposan en mis archivos personales.

DOY FE en Santiago de los Caballeros, a los 22 días del mes de agosto del año del Señor 2012.

«Bendecimos,pues, los planes sociales e iniciativas que desarrollen el sector privado parael bienestar de los hombres y mujeres, que trabajan codo a codo con ellos”.

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