Un mensaje que “anda” por Internet refiere una lección de vida entre un anciano indígena y su nieto: El viejo dice: “En mi corazón hay dos lobos peleando. Uno es vengativo, temeroso, envidioso, resentido, mentiroso. El otro, amoroso, compasivo, generoso, sincero y sereno. El nieto pregunta cuál lobo ganará, el abuelo contesta: El que alimente”. En verdad, cuál cultivemos entre nuestro “angelito” o “diablito” (rememorando la conocida figura animada) interior, es una elección de victoria o derrota para nuestra felicidad. El “alimento del lobo” equivale a nuestra atención, pondera la autora Sharon Salzberg; afectamos nuestras vidas conforme la fijemos en fortalezas o flaquezas. ¿Cómo mantenerla siempre en nuestro “lado bueno”? La complejidad que requiere la mano de Dios.
Mi elección feliz
Un mensaje que “anda” por Internet refiere una lección de vida entre un anciano indígena y su nieto: El viejo dice: “En mi corazón hay dos lobos peleando. Uno es vengativo, temeroso, envidioso, resentido, mentiroso. El otro, amoroso, compasivo,&#